martes, 2 de julio de 2013

5 poemas de León de Greiff

5 poemas de Leon de greiff














1
Tergiversaciones
 Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa
dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso
suelo rimar —en verso de contorno difuso—
mi viaje byroniano por las vegas de Zipa...,

tal un ventripotente agrómena de jipa
a quien por un capricho de su caletre obtuso
se le antoja fingirse paraísos... al uso
de alucinado Pöe que el alcohol destripa!,

de Baudelaire diabólico, de angelical Verlaine,
de Arthur Rimbaud malévolo, de sensorial Rubén, y
en fin... hasta del Padre Víctor Hugo omniforme...!

Y tánta tierra inútil por escasez de músculos!
tánta industria novísima! tánto almacén enorme!
Pero es tan bello ver fugarse los crepúsculos... 

(1916) 


2

Balada de asonancias consonantes
o de consonancias disonantes
o de simples disonancias

                                           A luis Alzate Noreña
                                           A Jorge Villa Carrasquilla

I
Para el asombro de las greyes planas
suelo zurcir abstrusas cantilenas.
Para la injuria del coplero ganso
torno mis brumas  cada vez más densas.
Para el mohín de lo leyente docto
marco mis versos de bizarro rictus,
(leyente docto: abléptico pedante)
tizno mis versos de macabros untos.
Para mí… no hago nada, nada, nada,
sino soñar, sólo vivir la vida!

II
A qué contar a la olvidosa gente
si el amor en mi pecho llora o canta?
(a la olvidosa gente, es a saber:
al aire, al viento, al sol, al río al mar…)
o a qué decir si el alma poesía,
-gruña así o grazne la trivial ralea-
a qué decir si el alma poesía,
huésped es de mi torre o de mi rua?
Y que ( como Villon el su tabardo,
su buitre prometeico Atlas el Sordo,
como Nerón la púrpura, y la toga
César el Calvo, y ponzoñosa daga
el  Valentino de mirar buído,
y, de la Tour de Nesle precipitado,
el saco del Buridán, oh Margarita!)
yo porto, a más del tirso y la careta
yo porto, en mí, la sombra y el fastidio,
signo fatal, exilio sin remedio?
(como Nerón la púrpura, o la toga
César el Calvo, o la siniestra daga
El Valentino César, cuando arruga
su ceño ante las turbas enemigas!)

III

Un ignorado ritmo, dócil terso,
donde el absurdo corazón esparzo,
¡eso será la impertinente estrofa
en que de todo mi desdén se befa
y más de mí!: desdén sobrio estilete
y el más seguro amigo en el combate
contra la tribu inulta! ¡Oh Muchedumbre!
qué vales tú, si topas con el Hombre?
( y el Hombre, dí, si topa con el Hambre?
y Muchedumbre y Hombre con la Hembra?)

IV
Para mí no hago nada, nada, nada,
¡sino soñar, sólo vivir la vida!
Para mí no hago nada… ¿acaso humo
cuando en la pipa blondo aroma quemo,
-si en el magín devano la ideas
humo también, color de fantasía…-?
Para mí no hago nada, nada, sólo
soñar, vivir la vida a contrapelo.

V

Sin un sueño de Amor más que divino
-por tener de ideal y ser humano-
que da objeto y razón a mi durar…
sin ése Amor, mejor fuérame ser
una Sombra en la Sombra: quieto Buda
dormitando en la Muerte o en la Vida.


VI
Para el asombro de las greyes planas
suelo zurcir abstrusas cantinelas.
Para ofender la mesocracia ambiente
Mi risa hago sonar de monte a monte;
tizno mis versos de bizarro rictus
para el mohín de lo leyente docto;
para “divertimento” de mí mismo
trovas pergueño: absurdos y sarcasmos!
y busco algo de ensueño y de aventura
dentro la noche…! Y doy la vida entera
por el Amor, oh tú, sola Mujer!
mientras viene el morir!

(1922)


3

Balada del mar no visto
Ritmada en versos diversos


No he visto el mar.
Mis ojos
–vigías horadantes, fantásticas luciérnagas;
mis ojos avizores entre la noche; dueños
de la estrellada comba;
de los astrales mundos;
mis ojos errabundos
familiares del hórrido vértigo del abismo;
mis ojos acerados de viking, oteantes;
mis ojos vagabundos
no han visto el mar...
La cántiga ondulosa de su trémula curva
no ha mecido mis sueños;
ni oí de sus sirenas la erótica quejumbre;
ni aturdió mi retina con el rútilo azogue
que rueda por su dorso...
Sus resonantes trombas,
sus silencios, yo nunca pude oír...:
sus cóleras ciclópeas, sus quejas o sus himnos;
ni su mutismo impávido cuando argentos y otros
de los soles y lunas , como perennes lloros
diluyen sus riquezas por el glauco zafir...!
No aspiré su perfume!

Yo sé de los aromas
de amadas cabelleras...
Yo sé de los perfumes de los cuellos esbeltos
y frágiles y tibios;
de senos donde esconden sus hálitos las pomas
preferidas de Venus!
Yo aspiré las redomas
donde el Nirvana enciende los sándalos simbólicos;
las zábilas y mirras del mago zoroastro...
Mas no aspiré las sales ni los iodos del mar.
Mis labios sitibundos
no en sus odres la sed
apagaron:
no en sus odres acerbos
mitigaron la sed...
Mis labios, locos, ebrios, ávidos, vagabundos,
labios cogitabundos
que amargaron los ayes y gestos iracundos
y que unos labios –vírgenes- captaron en su red!
Hermano de las nubes
yo soy.
Hermano de las nubes,
de las errantes nubes, de las ilusas del espacio:
vagarosos navíos
que empujan acres soplos anónimos y fríos,
que impelen recios ímpetus voltarios y sombríos!
Viajero de las noches
yo soy.
Viajero de las noches embriagadas; nauta
de sus golfos ilímites,
de sus golfos ilímites, delirantes, vacíos,
- vacíos del infinito..., vacíos...-Dócil nauta
yo soy.
y mis soñares derrotados navíos...
Derrotados navíos, rumbos ignotos, antros
de piratas...!el mar!
Mis ojos vagabundos
–viajeros insaciados- conocen cielos, mundos,
conocen noches hondas, ingraves y serenas,
conocen noches trágicas,
ensueños deliciosos,
sueños inverecundos...
Saben de penas únicas,
de goces y de llantos,
de mitos y de ciencia,
del odio y la clemencia,
del dolor
y el amar...!
Mis ojos vagabundos,
mis ojos infecundos...:
no han visto el mar mis ojos,
no he visto el mar!


4



En el recodo de todo camino
la vida me depare el bravo amor:
y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino,
de arak o vodka o kirsh, o de ginebra;
un verso libre —audaz como el azor—,
una canción, un perfume calino,
un grifo, un gerifalte, un búho, una culebra...

(¡y el bravo amor, el bravo amor, el bravo amor!)

En el recodo de cada calleja
la vida me depare el raro albur:
—con el tabardo roto, con la cachimba vieja
y el chambergo agorero y el buido reojo,
vagar so la alta noche de enlutecido azur:
murciélago macabro, sortílega corneja,
ambular, divagar, discurrir al ritmo del antojo...

(¡y el raro albur, el raro albur, el raro albur!)

En el recodo de todo sendero
la vida me depare a ésa mujer:
y un horizonte para mi sed de aventurero,
una música honda para surcar sus ondas,
un corto día, un lento amanecer,
un lastrado silencio hosco y austero,
la soledad, de pupilas redondas...

(¡y ésa mujer, ésa mujer, ésa mujer!)

En el recodo de cada vereda
la vida me depare el ebrio azar:
absorto ante el miraje que en mis ojos se enreda
vibre yo —Prometeo de mi tortura pávida—;
ante mis ojos fulvos, fulja el cobre del mar;
¡su canto, en mis oídos mi grito acallar pueda!
y exalte mi delirio su furia fría y ávida...

(¡el ebrio azar, el ebrio azar, el ebrio azar!)

Y en el recodo de todo camino
la vida me depare "un bel morir":
despéineme un balazo del pecho el vello fino,
destrice un tajo acerbo mi sien osada y frágil:
de mi cansancio el terco ir y venir:
la fábrica de ensueños —tesoro de Aladino—,
mi vida turbia y tarda, mi ilusión tensa y ágil...

(¡un bel morir, un bel morir, un bel morir!)

5


El Sol que atormenta mis dolidos 
ojos, que nada más en la penumbra
ven, y en la noche, cuando ya no alumbra
para asustar los sueños preferidos...

Martirio de mis ojos abstraídos
mi sol mi soledad apesadumbrada
y aleja la ilusión que se columbra 
dentro del recato de sombrosos nidos!

Váyanse los sonoros arlequines 
embriagados de luz y colorines...
¡opto por lo discreto, obscuro, negro!

Y vago por la loca, estéril Urbe
como una pena en resonante Alllegro
sin una luz que mis deliquios turbe!

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