domingo, 25 de mayo de 2014

Arthur Rimbau - Una temporada en el infierno



Arthur Rimbaud 

Una temporada en el infierno

Antaño, si recuerdo bien, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones, en el que todos los vinos hacían torrentes.

Una noche, senté a la Belleza sobre mis rodillas. - Y la encontré acerba. - Y la injurié.

Me armé contra la justicia.

Y escapé. ¡Oh hechiceras, oh miseria, oh aversión, es a ustedes solamente que confié mi tesoro!

Logré diluir en mi espíritu toda esperanza humana. Sobre todo júbilo, para estrangularlo, hice el salto cauteloso de la bestia feroz.

Llamé a los verdugos para morder la culata de sus fusiles mientras perecía. Llamé a los flagelos para ahogar con arena, la sangre. La desgracia fue mi dios. Me revolqué en el barro. Me sequé con el aire del crimen. Aposté con la locura.

Y la primavera me brindó la risa repugnante del idiota.

Pero, cuando estaba casi por decir adiós, resolví buscar la llave que me abriera las puertas del festín antiguo, donde quizás recuperaría el apetito.

La caridad es esa llave. - ¡Esta afirmación comprueba que estuve en un sueño!

Permanecerás como una hiena, etc ... exclama el demonio que me corona con duermevelas tan amables. Consigue la muerte con todos tus apetitos, y tu egoísmo y todos los pecados capitales.

¡Ah! He tenido demasiado: - Pero, querido Satán, se lo suplico, ¡tenga la pupila menos irritada! Y esperando esas vilezas que se retrasan, para usted que ama en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, le arranco algunas hojas ominosas de mi carnet de condenado.



Mala sangre

De mis ancestros conservo los ojos celestes, el cerebro estrecho y la imprudencia de la lucha. Me visto tan bárbaramente como ellos. Pero yo no engraso mi cabellera.

Los Galos eran los desolladores de animales, los desbrozadores más ineptos de su tiempo.

De ellos tengo: la idolatría y el amor por el sacrilegio; - ¡ah! Todos los vicios, cólera, lujuria -magnífica la lujuria-; sobre todo, mentira y pereza.

Me horrorizan todos los oficios. Patrones y obreros, todos campesinos e innobles. La mano con pluma vale la que la mano con arado. - ¡Qué siglo de manos! - Yo nunca tendré mi mano. Después, la domesticidad trae muchos problemas. La honestidad de la mendicidad me acongoja. Los criminales hieden como los castrados: yo estoy intacto y no me importa.

Pero, ¿quién me ha dado esta lengua tan pérfida que es guía y salvaguarda hasta aquí de mi pereza? Sin servirme para vivir de mi cuerpo, y más ocioso que un sapo, he estado en todas partes. Ni una familia europea ha dejado de conocerme. Se entiende que hablo de familias como la mía, que parecen extraídas de la Declaración de los Derechos del Hombre. - ¡He conocido personalmente a todos los hijos de buenas familias!

Si tan sólo tuviera antecedentes en un punto cualquiera de la historia de Francia!

Pero no, en ninguno.

Es muy evidente que siempre he pertenecido a una raza inferior. No puedo comprender la rebelión. Mi raza sólo se sublevó para cometer pillerías: como los lobos con la bestia que todavía no han terminado de matar.

Recuerdo ahora la historia de Francia, hija primera de la Iglesia. Yo, que entonces era un villano, habría realizado el viaje a tierra santa; conservo todavía la faz de varias rutas de las llanuras suaves, los paisajes de Bizancio, los murallones de Solima; el culto a María, la ternura por el crucificado reviven en mí entre miles de ritos profanos. - Me figuro a mí mismo sentado, leproso, sobre las vasijas quebradas y las ortigas, al pie de un muro carcomido por el sol. - Más tarde, siendo reitre (caballero alemán del siglo XVI), dando vivaques bajo las noches de Alemania.

¡Ah! Y todavía más, bailando en el Aquelarre con una calavera roja con las viejas y los niños.

No puedo recordar más que esta tierra y el cristianismo. Jamás me aburriría de imaginarme en ese pasado. Pero siempre solo, sin familia; ¿qué lengua hablaba entonces? Jamás me veo en los consejos de Cristo, ni en los consejos de los Señores -representantes de Cristo.

¿Quién era yo en el siglo anterior?: Sólo me reconozco en el presente. No más vagabundos, no más guerras vagas. La raza inferior ha invadido todo, - el pueblo, como le dicen la razón, la nación y la ciencia.

¡Oh! ¡La ciencia! Todo en recuperación. Para el cuerpo y para el alma, --el viático, la medicina y la filosofía-. Los remedios de las matronas y los cantos populares arreglados. ¡Y los entretenimientos de los príncipes y los juegos que prohibían! ¡Geografía, cosmografía, mecánica, química!

La ciencia, ¡la nueva nobleza! El progreso. ¡El mundo marcha! ¿Por qué no giraría?

Es el paisaje de los números. Nos dirigimos hacia el Espíritu. Es muy cierto, es un oráculo quien lo dijo. Comprendo, y al no saber cómo explicarme sin usar palabras paganas, quisiera callar.

¡Revive la sangre pagana! El Espíritu está próximo: ¿por qué Cristo no me ayuda entonces, dándole a mi alma nobleza y libertad? ¡Ay! Ha pasado el Evangelio! ¡EI Evangelio! El Evangelio.

Atiendo a Dios con gula. Soy de una raza inferior desde toda la eternidad.

Aquí estoy, sobre la playa armoricana (Gentilicio de América, antiguo nombre de la galia). Que las urbes se iluminen antes de la noche. Mi jornada está completa; abandono Europa.

La brisa marina incendiará mis pulmones; los climas distantes me curtirán. Nadar, desbrozar la hierba, cazar, y fumar, sobre todo; beber de los licores fuertes como el metal hirviente, -como lo hacían aquellos queridos ancestros alrededor del fuego.

Volveré con miembros de hierro, la piel ensombrecida y los ojos enfurecidos: por mi máscara me juzgarán de una raza fuerte. Tendré oro: seré ocioso y brutal. Las mujeres sueñan con esos feroces inválidos que vienen de los países cálidos. Estaré inmerso en asuntos políticos. Salvado.

Mientras tanto estoy maldito, y me horroriza la patria. Lo mejor es tirarse a dormir totalmente ebrio en la playa.

Todavía aquí. - Retomemos entonces la marcha por estos rumbos, cargado con mi vicio, el vicio que ha echado raíces de pesadumbre a mi costado desde la edad de la razón, - que se alza hacia el cielo, me golpea, me derrite, me empuja.

La última inocencia y la última timidez. Está dicho. No llevar al mundo mis odios ni mis traiciones.

¡Adelante! La marcha, el fardo, el desierto, el hartazgo y la cólera.

.¿Ante quién debo postrame? ¿Qué animal debo adorar? ¿Qué imagen santa atacar? ¿Qué corazones deberé partir? ¿Qué mentira debo decir? ¿Sobre qué sangre marchar?

Mejor, cuidarse de la justicia. - La vida dura, el simple embrutecimiento, - levantar, con el puño endurecido la tapa del féretro, sentarse, ahogarse. Así, lejos de la vejez y de los peligros: el terror no es francés.

- ¡Ah! Estoy tan desamparado que ofrezco a cualquier imagen divina mis anhelos de perfección.

¡Mi abnegación, mi caridad maravillosa! ¡Aquí abajo, sin embargo!

De profundis Domine (Señor de las profundidades), ¡soy una bestia!

Desde muy pequeño yo admiraba al preso intratable para quien se cierran siempre las puertas de la prisión; visitaba las posadas y los albergues que podría haber hecho sagrados con su estadía; veía con su idea el cielo azul y el trabajo florido de la campiña; intuía su fatalidad en las urbes. Tenía más fuerza que un santo, mejor buen sentido que un viajero - y él, ¡él solamente!, era testigo de su gloria y su razón.

Por las rutas, en las noches de invierno, sin reparo, sin túnica, sin pan, una voz atormentaba mi corazón helado: Debilidad o fuerza: estando aquí, fuerza. No sabes adónde te diriges ni por qué, de modo que entras en todos lados, respondes a todo. Nadie puede matarte porque eres un cadáver. A la mañana tenía los ojos tan distantes y un aspecto tan de difunto que aquellos a quienes encontré tal vez no me vieron.

En las urbes, el barro me parecía súbitamente rojo y negro, como un espejo cuando la lámpara gira en la recámara vecina, ¡como un tesoro en el bosque! Buena suerte, exclamaba mientras veía un mar de llamas y de humo en el cielo; y, a la izquierda y a la derecha, todas las riquezas flameaban como un millar de truenos.

Pero la orgía y la compañía de las mujeres me estaban prohibidas. Ni un solo compañero. Me veía ante una muchedumbre exaltada, frente a un pelotón de fusilamiento, llorando la desgracia de que no hayan comprendido, y ¡perdonando! - ¡Como Juana de Arco!- Prelados, profesores, patrones: se equivocan entregándome a la justicia. Jamás fui de este pueblo; jamás fui cristiano; soy de la raza que cantaba en el suplicio; no entiendo las leyes; no tengo sentido moral; soy un bruto, ustedes están equivocados ...

Sí, mis ojos están cerrados a la luz de ustedes. Soy un animal, un negro. Pero todavía pueden salvarme. Ustedes son falsos negros, ustedes, maníacos, feroces, avaros. Mercader: eres negro; magistrado: eres negro; general: eres negro; emperador, vieja picazón: eres negro; has bebido un licor de contrabando, de la fábrica de Satán. El pueblo está inspirado por la fiebre y el cáncer. Los inválidos y los ancianos son tan respetables que exigen ser hervidos. - Lo más inteligente es abandonar este continente donde la locura está acechante para proveer de cautivos a esos miserables. Entro en el verdadero reino de los niños de Cam.

¿Todavía conozco la naturaleza? ¿Me conozco? -Basta de palabras. Sepulto a los muertos en mi vientre. ¡Gritos, tambores, danza, danza, danza, danza! No veo llegar la hora en que desembarquen los blancos, para hundirme finalmente en la nada. ¡Hambre, sed, gritos, danza, danza, danza, danza!

Los blancos desembarcan. iEI cañón!: Hay que padecer el bautismo, vestirse, trabajar.

He recibido en el corazón el golpe de la gracia. ¡Ah, no lo había previsto!

Pero no me he dedicado a hacer el mal. Los días serán llevaderos, no me arrepentiré. No habré sufrido los tormentos del alma difunta para el bien, en la que sube la luz severa otra vez como los cirios funerarios. La suerte de los hijos de familia: féretro prematuro cubierto de lágrimas límpidas. Sin duda, la desmesura es estúpida, el vicio es estúpido; debemos descartar lo podrido. ¡Pero el reloj no habrá llegado únicamente para dar la hora del dolor puro! ¡Seré levantado como un niño, para ir a jugar al paraíso olvidando toda desgracia!

¡Rápido! ¿existen otras vidas? - El sueño en la riqueza es imposible. La riqueza siempre fue un bien público. El amor divino únicamente otorga las claves de la ciencia. Veo que la naturaleza es sólo un espectáculo de bondad. Adiós quimeras, ideales, errores.

El canto razonable de los ángeles se eleva desde la nave salvadora: es el amor divino. - ¡Dos amores! Puedo morir de amor terrestre, morir de devoción. ¡He abandonado almas cuya pena se acrecentará con mi partida! Ustedes me escogen entre los náufragos; ¿los que restan no son mis amigos?

¡Sálvenlos!

La razón ha nacido en mí. El mundo es bueno. Beneficiaré la vida. Amaré a mis hermanos. No son más promesas de la infancia. Ni la esperanza de escapar a la vejez y a la muerte. Dios me da fuerza y yo alabo a Dios.

El hartazgo no es más mi amor. Las iras, las desmesuras, la locura, conozco todos sus impulsos y desastres, me he deshecho de todo ese fardo. Apreciemos sin vértigo la extensión de mi inocencia.

Ya nunca seré capaz de pedir el consuelo de una golpiza. No me creo embarcado en una boda con Jesucristo por suegro.

No soy prisionero de mi razón. He dicho: Dios. Deseo la libertad en la salvación: ¿cómo la perseguiré? Los gustos frívolos se me han quitado. No más necesidad de devoción ni amor divino. No me da nostalgia el siglo de los corazones sensibles. Cada uno con su razón, desdén y caridad: retengo mi puesto en esa escalera angelical del buen sentido.

Respecto de la dicha establecida, doméstica o no ..., no, en verdad no puedo. Soy muy etéreo, muy débil. La vida florece por el trabajo, vieja verdad: mi vida no tiene peso suficiente, echa vuelo y flota sobre la acción, ese querido punto de apoyo del mundo.

¡Qué solterona me estoy volviendo por carecer del valor de amar la muerte!

Si Dios me otorgase la calma celestial, del aire, la plegaria - como a los antiguos santos. - ¡Los santos!, ¡los fuertes! ¡Los anacoretas, artistas que el mundo ya no necesita!

¡Farsa continuada! Mi inocencia me provocaría las lágrimas. La vida es la farsa que se desenvuelve con la ayuda de todos.

¡Basta! He aquí el castigo. - ¡En marcha!

¡Ah! Los pulmones me queman, las sienes repiquetean! La noche danza en mis ojos por causa de este sol! El corazón ... Los miembros ..

¿A dónde nos dirigimos? ¿Al combate? ¡Yo soy débil! Los otros avanzan. Las herramientas, las armas ... ¡El momento!

¡Hagan fuego! ¡Hagan fuego sobre mí! ¡Oyen! O me rindo.-- ¡Cobardes! - ¡Me mato! ¡Me tiro debajo de los cascos de los caballos!

¡Ah! ...

-Si me habituara.

¡Sería la vida francesa, el rumbo del honor!



Noche del infierno

He bebido un colosal trago de veneno. - ¡Tres veces bendito el consejo que me ha llegado! - Las entrañas me queman. La violencia de la pócima tuerce mis miembros, me hace deforme, me embiste. Muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Esto es el infierno, el castigo infinito! ¡Miren cómo el fuego crece! Me quemo como es preciso. ¡Ven, demonio!

Había entrevisto la conversión al bien y la dicha, la salvación. No puedo detallar mi visión, ¡el aire del infierno no permite himnos! Había millones de criaturas encantadoras, un suave concierto espiritual, la fuerza y la paz, las ambiciones nobles, ¡qué sé yo!

¡Las ambiciones nobles!

¡Y todavía resiste la vida! - ¡Si la condena es eterna! Un hombre que anhela mutilarse está bien condenado, ¿no es así? Yo creo en el infierno, entonces estoy en él. Es la ejecución del catecismo. Soy esclavo de mi bautismo. Padres, han incitado mi desgracia y la de ustedes mismos. ¡Pobre inocente! El infierno no puede atacar a los paganos. - ¡Y la vida resiste! Más tarde, las delicias de la condena serán más profundas. Un crimen, de prisa, para sepultarme en la nada, por causa de la ley humana.

¡Cállate, cállate de una buena vez! No hay pudor, no hay reproche aquí: Satán que dice que el fuego es innoble, que mi cólera es desmesuradamente tonta. - ¡Basta! Errores que alguien me susurra al oído, magias, falsos perfumes, música pueril. - Al decir que poseo la verdad, que distingo la justicia: juzgo con salud y pertinazmente, estoy listo para la perfección ... Orgullo. - La piel de mi rostro se seca. ¡Misericordia! Señor, estoy temeroso. Estoy sediento, ¡muy sediento! ¡Ah! La infancia, la hierba, la lluvia, el lago sobre las piedras, el claro de la luna cuando el campanario sonaba doce veces ... El diablo estaba en el campanario, a esa hora. ¡María! ¡Virgen Santa! ... Me horroriza mi estupidez.

Las que están abajo, ¿no son almas honestas que me quieren bien? ... ¡Vengan! Tengo un almohadón sobre la boca, no me pueden entender, son fantasmas. Además, ninguna persona piensa en los otros. Siento el olor a quemado, es cierto.

Las alucinaciones son innumerables. Siempre ha estado claro en mi caso: carencia de fe en la historia, olvido de los principios. Me callaré: poetas y visionarios se sentirían celosos. Soy sobradamente el más rico, seamos avaros como el mar.

¡Oh! El reloj de la vida está atascado. No estoy ya en el mundo. - La teología es seria, el infierno está ciertamente abajo, - y el cielo en lo alto. Éxtasis, pesadillas, sueño en un nido de llamas.

Qué malicia se ve prestando atención a la campiña ... Satán, Ferdinand (Nombre que los campesinos franceses dan al diablo), corre entre las hierbas salvajes ... Jesús marcha sobre las zarzas púrpuras, sin dejar huella ... Jesús marchaba sobre las aguas irritadas. La linterna nos mostró que estaba de pie, blanco y con trenzas oscuras, respaldado por una ola color esmeralda ...

Voy a descubrir todos los misterios: misterios religiosos o naturales, muerte, nacimiento, futuro, pasado, cosmogonía, nada. Soy un maestro en fantasmagorías.

¡Atención!

¡Tengo todos los talentos! - No había nadie aquí, y ahora hay alguien: no quisiera que se desperdigase mi tesoro. ¿Desean escuchar cantos negros, ver danzas de huríes? ¿Desean que desaparezcan, que me hunda para buscar el anillo? ¿Lo desean? Produciré oro, remedios.

Confíen entonces en mí: la fe consuela, guía, cura. Vengan todos -aun los niños pequeños-, permítanme que los socorra y derrame el corazón por ustedes, - ¡el corazón maravilloso! - ¡Pobres hombres, trabajadores! No pido plegarias; con la confianza de ustedes solamente, seré afortunado.

- Y pensemos en mí. Todo esto me hace tener nostalgia del mundo. Tuve la suerte de no sufrir más. Mi vida no es más que una gran cantidad de dulces locuras, es lamentable.

¡Bah! Hagamos todas las muecas imaginables.

Decididamente, estamos fuera del mundo. Ya no más sonido. Mis sensaciones táctiles han desaparecido. ¡Ah! Mi castillo, mi tierra sajona, mi bosque de sauces. Los crepúsculos, las mañanas, las noches, los días ... ¡Qué fatiga!

Yo debería tener mi propio infierno para la cólera, mi infierno para el orgullo, y el infierno de la caricia; un concierto de infiernos.

Estoy muerto de fatiga. Estoy en la tumba, me desintegro entre los gusanos, ¡horror del horror! Satán, falso, quieres carcomerme con tus encantos. ¡Lo exijo! ¡Lo exijo! Un golpe de horca, un gota de fuego.

¡Ah! ¡Remontar nuevamente a la vida! Indagar sobre nuestras deformidades. ¡Y ese veneno, ese beso mil veces maldito! Mi debilidad, ¡la crueldad del mundo! Dios mío, piedad, escóndeme, ¡estoy portándome muy mal! - Estoy escondido y no lo estoy.

El fuego crece con su condenado.



Delirios I

La virgen loca

El esposo infernal

Escuchemos la confesión de un compañero del infierno:

Oh, Esposo divino, mi Señor: no rechaces la confesión de la más triste de tus siervas. Estoy perdida. Estoy ebria. Estoy impura. ¡Qué vida!

Perdón, divino Señor, ¡perdón! ¡Cuántas lágrimas! ¡Y las que derramaré después, espero!

Después, ¡cuando finalmente encuentre al Esposo divino. He nacido sometida a Él. - ¡Ahora el otro puede darme todas las palizas que quiera!

En el momento presente, ¡estoy hundida en el fondo del mundo! ¡Oh, mis amigas! ... No, ya no mis amigas ... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Es una estupidez!

¡Ah!, sufro, grito. Sufro verdaderamente. Todo me está permitido, porque estoy cargada con el desdén de los corazones más desdeñables.

Finalmente, hagamos esta confidencia, aunque la tenga que repetir veinte veces, - ¡tan desapacible, tan insignificante!

Soy esclava del Esposo infernal, el que perdió a las vírgenes locas. Indudablemente es el demonio. No se trata de un espectro ni de un fantasma. A mí que perdí la cordura, que estoy condenada, que estoy muerta para el mundo, - ¡no me matarán más! - ¡Cómo describírselos! Ya no sé hablar. Estoy de luto, lloro, tengo miedo. Una brisa de aire puro, Señor, si quieren, ¡si así lo quieren!

Soy viuda ... - Era viuda ... - Por supuesto, antes fui muy seria, ¡y, por supuesto, que nací para devenir esqueleto! ... - Él era casi un niño ... Sus delicadezas misteriosas me habían seducido. Deseché todo deber humano para ir detrás de él. ¡Qué vida! La vida verdadera está ausente. Nosotros ya no estamos en el mundo. Yo voy donde él va, según le plazca. A veces se vuelve contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡EI Demonio! Él es un demonio, saben, y no un hombre.

Él dice: No amo a las mujeres. El amor debe ser reinventado, está claro. Ellas no pueden querer más cosa que una buena posición. Una vez alcanzada la posición: corazón y belleza son dejados aun costado: sólo resta un frío desprecio, el alimento del matrimonio, hoy en día. Aunque veo también mujeres con los signos de la dicha, que yo podría haber convertido en buenas camaradas si no las hubieran devorado unos brutos con sensibilidad de verdugos ...

Lo escucho hacer de la infamia una gloria, de la crueldad un encanto. Soy de una raza lejana: mis padres eran escandinavos: se perforaban el costado, bebían su propia sangre. - Me haré tajos en todo el cuerpo, me tatuaré, quiero devenir horrible, como un mongol: aullaré por las calles. Quiero volverme bien loco de ira. No me muestres jamás joyas: me arrastraría y me contorsionaría sobre la alfombra. Mi riqueza, la quisiera toda teñida de sangre. Jamás trabajaré ... Muchas noches, su demonio me poseía, nos enredábamos, ¡yo luchaba con él! Por las noches, a menudo, ebrio, se esconde en las calles o las casas, para espantarme mortalmente. - Me cortarán el cuello; será repugnante. ¡Oh, esos días en los que le gusta marchar con aire criminal!

A veces habla, en una suerte de jerga atenuada, de la muerte que nos hace arrepentir, de los desgraciados que existen por cierto, de los penosos trabajos, de las partidas que destrozan los corazones. En los bodegones donde nos emborrachábamos, lloraba al juzgar a los que nos rodeaban, que sacaban provecho de la miseria humana. Levantaba a los borrachos en las calles lóbregas. Sentía la piedad que siente una madre malvada por los niños pequeños. - Se iba de allí con la gentileza de una pequeña hija camino del catecismo. - Fingía estar al tanto de todo: comercio, arte, medicina. - Y yo le seguía, ¡según él lo quisiera!

Veía todo el decorado que, espiritualmente, tejía en su entorno: vestidos, telas, muebles: yo le prestaba armas, otra figura. Me fijaba en todo lo que lo conmovía, como si quisiese inventarlo para sí. Cuando me parecía inerte su espíritu, lo seguía, yo, en las acciones extrañas y complicadas, de lejos, buenas o malas: estaba segura de que jamás entraría en su mundo. A un costado de su cuerpo dormido, cuántas horas nocturnas pasé en vela, rumiando por qué quería tanto evadirse de la realidad. Jamás un hombre se dedicó tanto. Reconocía, - sin atemorizarse por él - que podía ser un grave peligro para la sociedad. - ¿Posee tal vez algún secreto para modificar la vida? Me interrogaba. No, sólo lo busca. Su caridad padece un sortilegio, y yo soy su prisionera. Ninguna otra alma tendría la fuerza necesaria, - ¡la fuetza de la desesperación! - Para soportarla, para sentirse protegida y amada por él. De todos modos, no me lo imagino con otra alma: siempre vemos nuestro propio Ángel, jamás el Ángel de otro, -- creo. Estaba en su alma como en un palacio que ha sido vaciado para no ver a alguien tan poco noble como tú: eso es todo. ¡Ah! Dependía totalmente de él. Pero, ¿qué suponía que iba a hacer con un alma tan mustia y cobarde, como la mía? No me convertiría en algo mejor, ¡a no ser que me hiciera morir! Despechada tristemente, a menudo le dije: Te comprendo. Él se encogía de hombros.

Así, con mi penar renovado sin cesar, y cada vez más desconcertada, - ¡como me habría visto cualquiera que se fijase en mí si no hubiera estado condenada para la eternidad al olvido de todos!,- paulatinamente tenía más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos amigos ingresaba en un cielo, un cielo lóbrego, donde quería quedarme, pobre, sorda, muda, ciega. Empezaba a habituarme. Nos veía como a dos buenos niños, libres de vagar en el Paraíso de la tristeza. Nos poníamos de acuerdo. Muy emocionados, trabajamos en conjunto. Pero, después de una caricia penetrante, decía: Cómo te divertirá todo esto, cuando yo no esté, cuando no tengas mis brazos alrededor de tu cuello, ni mi corazón para reposar sobre él, ni esta boca sobre tus ojos. Porque tendré que irme muy lejos, un día. Pues debo ayudar a otros: es mi deber. Aunque no sea muy grato ... querida alma ... Velozmente me imaginaba, después de su partida, esclava del vértigo, precipitada a la sombra más ominosa: la muerte. Lo hacía prometer que nunca me dejaría. Me hizo veinte veces, esa promesa de amante. Con la misma frivolidad con la que yo le decía: Te comprendo.

Nunca me sentí celosa de él. No se alejará de mí jamás, creo. ¿Qué le sucedería? No tiene compañía, no trabajará jamás. Desea vivir como un sonámbulo. ¿Serían suficientes su bondad y su caridad, para franquearle el paso a la vida real? Por momentos, olvido la piedad en la que estoy sepultada: él me hará fuerte, viajaremos, cazaremos en los desiertos, dormiremos sobre los pavimentos de las urbes ignotas, sin perturbaciones, sin pesares. O tal vez me despierte y las leyes y los hábitos hayan cambiado, - gracias a su poder mágico - el mundo, siendo igual a sí mismo, me dejará entregarme a mis alegrías deseadas, a mis indolencias. ¡Oh!, la vida de aventuras que existe en los libros de niños, para recompensarme, a mí que tanto he sufrido, ¿me la darás tú? No puede. Desconozco su ideal. Él me ha dicho tener nostalgias, esperanzas: sin embargo eso no debe importarme, según sus palabras. ¿Habla con Dios? Acaso yo debería dirigirme a él, pero estoy en lo profundo del abismo y no sé ya rezar.

Si me explicase sus tristezas, las comprendería mejor que sus burlas. Él me ataca, se pasa las horas haciéndome avergonzar de todo lo que pudo conmoverme en el mundo, y se indigna si lloro.

¿Ves a ese joven elegante entrando en la casa bella y calma?: Su nombre es Duval, Dufour, Arnand, Maurice, ¡qué se yo! Una mujer se hizo devota al amor de ese maldito idiota: está muerta, y está seguramente en el cielo, hoy. Tú me harás morir como él la hizo morir. Ésta es nuestra suerte, la de nosotros, los corazones caritativos ... ¡Ay! Tenía días en que todos los hombres le parecían conducidos por delirios grotescos: se reía desmesuradamente, durante mucho tiempo. Después recuperaba su actitud de joven madre, de hermana amada. Si fuera menos salvaje, ¡estaríamos salvados! Pero su dulzura también es mortal. Estoy sometida a él. - ¡Ah, estoy loca!

Un día quizás él desaparezca maravillosamente; pero adviértanmelo, si él remonta hacia el cielo, ¡no quiero perderme la asunción de mi pequeño arnigo!

¡Curiosa pareja!


Delirios II

Alquimia del verbo

A mí. La historia de una de mis locuras.

Desde hace largo tiempo me jactaba de poseer todos los paisajes posibles, y me resultaban irrisorias las celebridades de la pintura y de la poesía moderna.

Yo amaba las pinturas idiotas, arriba de las puertas, los decorados, los lienzos de saltimbanquis, los letreros, las iluminaciones públicas; la literatura anticuada, el latín de la iglesia, los libros eróticos sin ortografía, las novelas de nuestras abuelas, los cuentos de hadas, libritos de la infancia, las óperas viejas, los estribillos cursis, los ritmos ingenuos.

Fantaseaba con cruzadas, viajes de descubrimientos de los cuales no hay crónica alguna, repúblicas sin historia, guerras religiosas asfixiadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos de razas y de continentes: creía en todos los sortilegios.

¡Inventé el color de las vocales! - La A negra, la E blanca, la I roja, la O azul, la U verde. Regulé la forma y el movimiento de cada consonante, y, con ritmos instintivos, me complacía al inventar un verbo poético accesible, un día u otro, con todos los sentidos. Tenía reservada la traducción.

Esto fue abordado sólo como un estudio. Escribía silencios, noches, captaba lo inexpresable. Petrificaba vértigos.

Alejado de aves, rebaños, muchachas

/pueblerinas,

¿Qué bebía de rodillas en aquel brezo

Circundado por bosques tiernos de

avellanos,

En la niebla de la tarde tibia y verde?


¿Qué podía beber en aquel joven Oise,

- ¡Olmos sin voz, hierba sin flores, cielo

cubierto!-

Beber de aquellos recipientes amarillos,

lejos de mi cabaña

¿Querida? Algún licor de oro de los que

hacen sudar.


Parecía un letrero sospechoso de albergue.

- Una tempestad vino persiguiendo al cielo.

En el crepúsculo

El agua del bosque se perdía en las arenas

vírgenes,

El viento de Dios tiraba témpanos a los

charcos;


Llorando, yo veía el oro - y no pude

beber.-



A las cuatro de la mañana, en el estío,

El sueño del amor todavía resiste.

Bajo los arbustos se evapora

El aroma de la fiesta crepuscular.


Allá, en su vasto taller

Bajo el sol de las Hespérides,

Se agitan ahora -en mangas de camisa-

Los carpinteros.


En sus Desiertos de musgo, tranquilos,

Preparan los preciados revestimientos

Donde la urbe

Impostará falsos cielos.


Oh, por estos Obreros encantadores,

Súbditos de un rey de Babilonia,

¡Venus! apártate un instante de los

amantes

Y de sus almas coronadas.


Oh Reina de los pastores,

Llévale a los trabajadores el

aguardiente,

Para que descansen sus fuerzas

Esperando el baño en el mar del

mediodía.



La antigüedad poética tomó buena parte de mi alquimia del verbo.

Me habitué a la alucinación simple: veía, verdaderamente una mezquita en el lugar de una fábrica, una escuela de tambores integrada por ángeles, carruajes sobre las rutas del cielo, un salón en el fondo de un lago; los monstruos, los misterios; un título de vodevil exhibía espantosidades delante de mí.

¡Después expliqué los sofismas mágicos con la alucinación de las palabras!

Acabé por juzgar sagrado el desorden de mi espíritu. Estaba ocioso, presa de una fiebre agotadora: envidiaba la felicidad de los animales, - ¡a las orugas, que representaban la inocencia de los limbos, a los topos, el sueño de la virginidad!

Mi carácter se volvía agrio. Le decía adiós al mundo con ciertas especies de romances:



Canción de la torre más alta

Que venga, que venga,

El tiempo de estar encendido.

Fui tan paciente

Que para siempre olvidé.

Miedos y sufrimientos

A los cielos han partido.

Y y la sed malsana

Oscurece mis venas.

Que venga, que venga,

El tiempo de estar encendido.


Igual que la pradera,

Llbrada al olvldo

Grandiosa y florecida

De incienso y cizaña,

Bajo el repiqueteo feoz

De las moscas mugnentas.


Que venga, que venga,

El tiempo d.e estar encendido.



Amé el desierto, los vergeles arruinados, las tiendas desvaídas, los brebajes tibios. Trajinaba por las callejas fétidas y, con los ojos cerrados, me entregaba al sol, dios del fuego.

General, si aún sobrevive un viejo cañón sobre tus murallones en ruinas, bombardéanos con bloques de tierra seca. ¡A las vidrieras de los espléndidos negocios! ¡A los salones! Haz masticar su polvareda a la urbe. Oxida las gárgolas. Ensucia los tocadores con polvo de rubí ardiente ...

¡Oh, el mosquito embriagado del meadero del albergue, enamorado de la borraja, y que es disuelto por el rayo!



Hambre

Si tengo gusto por alguna cosa

Es por la tierra y las piedras.

Siempre me alimento del aire,

De las rocas, de los carbones, del hierro.


Hambres mías, giren. Pasten, hambres,

El prado de los sonidos.

Atraigan el veneno gozoso

De las enredaderas.


Carcoman los pedruscos

resquebrajados,

Las viejas piedras de iglesias,

Los guijarros de viejos diluvios,

Panes sembrados en los valles grises.


El lobo aullaba bajo las hojas

Desechando las bellas plumas

De su banquete de aves:

Como él me consumo.


Las verduras, las frutas

Esperan la cosecha,

Pero la araña del cerco

No come sino violetas.


¡Que yo me duerma! que yo hierva

En los altares de Salomón.

El caldo irrumpe sobre la herrumbre

Y se mezcla con el Cedrón.


Finalmente, oh dicha, oh razón, descarté del cielo el azur, que integra lo negro, y viví, como un destello de oro de la luz natural. Por el gozo, asumí una expresión tan bufonesca y extraviada como era posible:


¡Ha sido recuperada!

¿Qué? La eternidad.

Es el mar mezclado

Con el sol.


Alma mía eterna,

Cumple tu promesa

A despecho de la noche solitaria

Y el día ardiente.


¡Te deshaces, por lo tanto,

De los sufragios humanos,

De los arrebatos comunes!

Vuelas según ...


Jamás la esperanza.

Nada nacerá.

Ciencia y paciencia,

El suplicio es seguro.


No más días siguientes,

Brasas de satén,

El ardor de ustedes

Es el deber.


¡Ha sido recuperada!

¿Qué? La eternidad.

Es el mar mezclado

Con el sol.


Devine una ópera fabulosa: vislumbré que en todos los otros pesa una fatalidad de dicha: la acción no es la vida, sino un modo de malgastar cualquier fuerza, un enervamiento. La moral es la debilidad del cerebro.

A cada uno de los otros, muchas otras vidas me parecían destinadas. Ese señor no sabe lo que hace: es un ángel. Esa familia es una descendencia de perros. Delante de muchos hombres, conversé muy alto con un momento de una de sus otras vidas. De este modo, amé a un cerdo.

Ninguno de los sofismas de la locura, -la locura que nos enferma- está olvidado para mí: podría repetirlos todos, tengo un sistema.

Mi salud fue amenazada. El terror me sobrecogía. Me sepultaba en sueños durante muchos días, y, levantado, continuaba con sueños más tristes. Estaba preparado para la mutación, y por una ruta de peligros mi debilidad me guiaba a los confines del mundo y de la Cimeria, patria de la sombra y de los torbellinos.

Debí viajar, distraer los encantamientos ensamblados sobre mi cerebro. Sobre el mar, que yo amaba como si él debiera limpiar mis manchas, veía elevarse la cruz consoladora. Yo había sido condenado por el arco iris. La dicha era mi fatalidad, mi remordimiento, mi gusano: mi vida sería siempre demasiado inmensa para hacerla devota de la fuerza y de la belleza.

¡La dicha! Su dentellada, dulce a morir, me advertía al canto del gallo, - ad matutinum (A la mañana), a la hora del Christus venit (Cristo llega), - en las urbes más sombrías:


¡Oh estaciones, oh castillos!

¿Qué alma existe sin defectos?

Hice el estudio mágico

De la Dicha, que ninguno evita.


Salud a él, cada vez

Que cante el gallo galo.


¡Ah! No tengo más envidia:

Él se hizo cargo de mi vida.


Este encanto atrapó alma y cuerpo

Y dispersó los esfuerzos.

¡Oh estaciones, oh castillos!


La hora de su huida, ¡ay!

Será la hora de la mutación.

¡Oh estaciones, oh castIllos!


Todo esto ha pasado. Sé hoy saludar a la belleza.






Lo imposible

¡Ah!, aquella vida de mi infancia, el gran camino para todas las épocas: sobrio, sobrenaturalmente, más desinteresado que el mejor de los mendicantes, orgulloso de no tener patria, y amigos, qué estupidez era. ¡Solamente ahora lo percibo!

Yo tenía mucha razón al menospreciar a esos hombres buenos que no despreciarían la ocasión de una caricia, parásitos de lo apropiado y de la salud de nuestras mujeres, hoy que ellas están tan poco de acuerdo con nosotros.

Tenía razón en todos mis desdenes: ¡puesto que me he evadido!

¡Me he evadido!

Me explico.

Ayer incluso, yo suspiraba: ¡Cielo! ¡Somos bastantes los condenados aquí abajo! ¡Hace mucho tiempo que estoy en este ejército! Los conozco a todos. Siempre nos reconocemos; nos desagradamos. La caridad nos es desconocida. Pero somos amables: nuestros tratos con el mundo son muy convenientes. ¿Es esto sorprendente? ¡EI mundo! ¡Los mercaderes, los ingenuos! - No estamos deshonrados. - Pero los elegidos, ¿cómo nos recibirán? Ahora bien, hay gente furibunda y gozosa, falsos elegidos, puesto que necesitamos audacia y humildad para abordarlos. Ésos son los únicos elegidos. ¡Pero no son hombres que echan bendiciones!

He recobrado un toque de razón - ¡qué poco vivirá! - Veo que mis males vienen de no haber entendido que estamos en Occidente. ¡Los pantanos occidentales! No es que crea que la luz está alterada, la forma extenuada, el movimiento desorientado ... ¡Bien! Sucede que mi espíritu desea absolutamente cargarse de todos los desarrollos crueles que sufrió el espíritu después de la ruina de Oriente ... ¡Lo desea, mi espíritu!

... ¡Mi toque de razón se ha extinguido! El espíritu es autoritario y desea que esté en Occidente. Debería callarlo para concluir como yo deseaba.

Yo mandaba al diablo las palmas de los mártires, los destellos del arte, el orgullo de los inventores, el ardor de los ladrones; yo volvía al Oriente, y a la sagacidad primera y eterna. - ¡Parece que es un sueño de pereza vulgar!

No obstante, yo ni siquiera soñaba en el placer de escapar de los sufrimientos modernos. No tenía en mente la sagacidad bastarda del Corán. Pero ¿no es un suplicio real el que, después de esa declaración de la ciencia, el cristianismo, el hombre se mienta, se demuestre las evidencias, se jacte con el placer de repetir esas pruebas, y no viva sino de este modo? Tortura sutil, cursi; fuente de mis divagaciones espirituales. ¡La naturaleza podría extenuarse, tal vez! El Sr. Prudhomme nació junto con Cristo.

¡Parece que cultivamos la bruma! Comemos fiebre con nuestras legumbres aguadas. ¡Y la ebriedad! ¡Y el tabaco! ¡Y la ignorancia! ¡Y las devociones! Todo esto ¿no está bastante lejos de la concepción de la sagacidad del Oriente, la patria primitiva? ¿Para qué un mundo moderno, si se inventan venenos de esta índole?

La gente de la Iglesia dirá: Es comprensible. Pero usted desea hablar del Edén. Nada hay para usted en los pueblos orientales. - Es verdad; ¡era con el Edén con lo que yo soñaba! ¿Qué significa para mi sueño aquella pureza de las razas antiguas?

Los filósofos: El mundo no tiene edad. La humanidad se desplaza, simplemente. Usted está en Occidente, pero es libre de habitar en su propio Oriente, tan antiguo como lo necesite, - y de habitarlo bastante tiempo. No se sienta vencido. Filósofos, ustedes están en su propio Occidente.

Espíritu mío, no dejes de estar alerta. Basta de elegir salvaciones violentas. ¡Ejercítate! - ¡Ah! ¡La ciencia no crece tanto para nosotros!

- Pero percibo a mi espíritu dormido.

Si estuviese siempre bien espabilado a partir de este momento, ¡estaríamos cercanos a la verdad, que tal vez nos circunde con ángeles llorando! ... - Si hubiese estado espabilado justo ahora, ¡Yo no hubiera cedido a los instintos mortíferos, en una época inmemorial! ... - Si siempre hubiese estado espabilado, ¡Yo navegaría en una sagacidad plena!

¡Oh pureza! ¡Pureza!

¡Este minuto de lucidez me ha brindado la visión de la pureza! - ¡Por el espíritu uno va hacia Dios!

¡Despiadado infortunio!





El relámpago

¡El trabajo humano! Es la explosión que relampaguea en mi abismo de tiempo en tiempo.

Nada es vanidad; hacia la ciencia, y ¡adelante! Exclama el Eclesiastés moderno, es decir Todo el mundo. Y no obstante, los cadáveres de los malvados y de los haraganes se tumban sobre el corazón de los otros ... ¡Ah! De prisa, un poco más de prisa: allá abajo, detrás de la noche, esas recompensas futuras, eternas ... ¿Escaparemos de ellas? ...

- ¿Qué puedo hacer? Conozco el trabajo; y la ciencia es muy lenta. Que las plegarias galopen y que la luz retumbe ... Lo veo bien. Es muy simple, y hace mucho calor; se las arreglarán sin mí. Tengo mi deber, estaré orgulloso a la manera de muchos, haciéndolo a un lado.

Mi vida está gastada. ¡Adelante! ¡Finjamos, haraganeemos, oh piedad! Y existiremos disfrutando, soñando amores monstruosos y fantásticos, lamentándonos y contrariando las apariencias del mundo, saltimbanqui, mendicante, artista, bandido, - ¡prelado! Sobre mi lecho del hospital, el aroma del incienso ha regresado tan penetrante; guardián de fragancias sagradas, confesor, mártir ...

Reconozco mi mugrienta educación de la infancia. ¿Y qué? Transitar mis veinte años, como los otros transitaron los suyos ...

¡No! ¡No! ¡Hoy me sublevo contra la muerte! El trabajo le parece muy ligero para mi orgullo: mi traición al mundo será un suplicio muy breve. En el momento final, atacaría a derecha y a izquierda ...

Entonces, - ¡oh! - Pobre alma querida, ¡la eternidad no estaría perdida para nosotros!



Mañana

¿No transité una vez una juventud amable, heroica, fabulosa, para ser escrita sobre hojas de oro? - ¡Mucha suerte! Por aquel crimen, por aquel error, ¿merezco mi debilidad actual? Ustedes que pretenden que hay animales capaces de sollozar entristecidos, que hay enfermos que desesperan, que hay muertos que duermen mal, prueben hacer el relato de mi caída y mi somnolencia. Yo ya no puedo explicarme sino mediante los continuos Pater y Ave María. ¡Ya no sé hablar!

No obstante, hoy creo haber finalizado el relato de mi infierno. Era indudablemente el infierno; el antiguo, aquel donde el hijo del hombre abrió las puertas.

En el mismo desierto, en la misma noche, siempre mis ojos tienen la revelación de la estrella de plata, siempre, sin que se conmuevan los Reyes de la vida, los tres magos, el corazón, el alma, el espíritu. ¿Cuándo iremos, más allá de las playas y los montes, a saludar el nacimiento del trabajo nuevo, la sagacidad nueva, la huida de los tiranos y los demonios, el fin de la superstición, a adorar - ¡los primeros! - la N avidad sobre la tierra?

¡EI canto de los cielos, la marcha de los pueblos! Esclavos, no maldigamos la vida.



Adiós

¡Ya el otoño! Pero por qué tener nostalgia de un sol eterno, si estamos comprometidos en el descubrimiento de la claridad divina, - lejos de la gente que muere mientras pasan las estaciones.

El otoño. Nuestra barca alzada entre brumas inmóviles toma rumbo hacia el puerto de la miseria, la ciudad enorme en el cielo tiznado de fuego y de barro. ¡Ah! ¡Los harapos putrefactos, el pan mojado por la lluvia, la ebriedad, los mil amores que me han crucificado! ¡No terminará nunca este vampiro que reina sobre millones de almas y de cuerpos muertos y que serán juzgados! Me sueño con la piel roída por el barro y la peste, llenos de gusanos los cabellos y las axilas y lleno de gusanos todavía más gruesos el corazón, tendido entre desconocidos sin edad, sin sentimientos ... Podría haber muerto.

... ¡Ominosa evocación! Execro la miseria.

¡Y temo al invierno porque es la estación de la comodidad!

- Algunas veces veo en el cielo playas infinitas, cubiertas de naciones blancas gozosas. Una gran embarcación, por encima de mí, agita sus pendones multicolores con las brisas de la mañana. He creado todas las fiestas, todos los triunfos, todos los dramas. Ensayé inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas. Creí adquirir poderes sobrenaturales. ¡Y bien! ¡Debo enterrar mis imaginaciones y mis recuerdos! ¡Una bella gloria de artista y narrador desechada!

¡Yo! ¡Yo que he sido llamado mago o ángel, dispensado de toda moral, soy devuelto al suelo, para buscar un deber, y para abarcar la realidad rugosa! ¡Aldeano!

¿Estoy equivocado? ¿La caridad será hermana de la muerte, para mí?

Finalmente, pediré perdón por haberme nutrido de mentira. Y adelante.

¡Pero ni una mano amiga! ¿Y dónde podría obtenerla?

Sí, la hora nueva es al menos muy severa.

Por lo tanto puedo decir que la victoria está conseguida: los chirridos de dientes, los soplidos del fuego, los suspiros apestados están mitigándose. Todos los recuerdos inmundos desfallecen. Mis nostalgias recientes se diluyen, los celos por los mendicantes, los bandoleros, los amigos de la muerte, los postergados de toda índole- ¡Condenados, si yo me vengase!

Se requiere ser absolutamente moderno.

Ni una pizca de cánticos: llevar la delantera. ¡Dura noche! ¡La sangre seca humea sobre mi rostro, y no tengo nada delante, sino este horrible arbusto! ... El combate espiritual es tan brutal como la batalla de los hombres; pero la visión de la justicia es el placer de Dios solamente.

Sin embargo, es la víspera. Recibamos todos los influjos de vigor y ternura real. y al alba, armados de una ardiente paciencia, entraremos en espléndidas urbes.

¿Qué hablé sobre una mano amiga? Una buena ventaja es poder reírme de los viejos amores mentirosos, y cubrir de vergüenza a esas parejas estafadoras, - vi el infierno de las mujeres allá abajo ;- y me será concedido poseer la verdad en un alma y un cuerpo.

1873

Abril-Agosto de 1873.

martes, 6 de mayo de 2014

Altazor - Vicente Huidobro

1


 ALTAZOR 

EL VIAJE EN PARACAÍDAS 
POEMA EN VII CANTOS 


Vicente Huidobro.

(1919)



 2
PREFACIO 

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el
Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil
sentimental. Lanzaba suspiros de acróbata.
Mi padre era ciego y sus manos eran más admirables que la noche.
Amo la noche, sombrero de todos los días.
 La noche, la noche del día, del día al día siguiente.
Mi madre hablaba como la aurora y como los dirigibles que van a caer.
Tenía cabellos color de bandera y ojos llenos de navíos lejanos.
Una tarde, cogí mi paracaídas y dije: «Entre una estrella y dos
golondrinas.» He aquí la muerte que se acerca como la tierra al globo que cae.
Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcoiris.
Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la
muerte.
El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo: «Si yo fuese
dromedario no tendría sed. ¿Qué hora es?» Bebió las gotas de rocío de mis
cabellos, me lanzó tres miradas y media y se alejó diciendo: «Adiós» con su
pañuelo soberbio.
Hacia las dos aquel día, encontré un precioso aeroplano, lleno de escamas
y caracoles. Buscaba un rincón del cielo donde guarecerse de la lluvia.
Allá lejos, todos los barcos anclados, en la tinta de la aurora. De pronto,
comenzaron a desprenderse, uno a uno, arrastrando como pabellón jirones de
aurora incontestable.
Junto con marcharse los últimos, la aurora desapareció tras algunas olas
desmesuradamente infladas.
Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple hueco en el
vacío, hermoso, como un ombligo.
«Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano.
»Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar y las olas del mar irán
siempre pegadas a él, como los sellos en las tarjetas postales.
»Después tejí un largo bramante de rayos luminosos para coser los días
uno a uno; los días que tienen un oriente legítimo y reconstituido, pero
indiscutible.
»Después tracé la geografía de la tierra y las líneas de la mano.
»Después bebí un poco de cognac a causa de la hidrografía.
»Después creé la boca y los labios de la boca, para aprisionar las sonrisas
equívocas y los dientes de la boca, para vigilar las groserías que nos vienen a la
boca.
»Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola
aprender a hablar... a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol
acuático y puramente acariciador.»
Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de
atracción de la muerte y del sepulcro abierto.


 3
Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La
tumba abierta con todos sus imanes. Y esto te lo digo a ti, a ti que cuando sonríes
haces pensar en el comienzo del mundo.
Mi paracaídas se enredó en una estrella apagada que seguía su órbita
concienzudamente, como si ignorara la inutilidad de sus esfuerzos.
Y aprovechando este reposo bien ganado, comencé a llenar con profundos
pensamientos las casillas de mi tablero:
«Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por todas
partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de
agonía.
»Se debe escribir en una lengua que no sea materna.
»Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte.
»Un poema es una cosa que será.
»Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser.
»Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser.
»Huye del sublime externo, si no quieres morir aplastado por el viento.
»Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco.»
Tomo mi paracaídas, y del borde de mi estrella en marcha me lanzo a la
atmósfera del último suspiro.
Ruedo interminablemente sobre las rocas de los sueños, ruedo entre las
nubes de la muerte.
Encuentro a la Virgen sentada en una rosa, y me dice:
»Mira mis manos: son transparentes como las bombillas eléctricas. ¿Ves
los filamentos de donde corre la sangre de mi luz intacta?
»Mira mi aureola. Tiene algunas saltaduras, lo que prueba mi ancianidad.
»Soy la Virgen, la Virgen sin mancha de tinta humana, la única que no lo
sea a medias, y soy la capitana de las otras once mil que estaban en verdad
demasiado restauradas.
»Hablo una lengua que llena los corazones según la ley de las nubes
comunicantes.
»Digo siempre adiós, y me quedo.
»Ámame, hijo mío, pues adoro tu poesía y te enseñaré proezas aéreas.
»Tengo tanta necesidad de ternura, besa mis cabellos, los he lavado esta
mañana en las nubes del alba y ahora quiero dormirme sobre el colchón de la
neblina intermitente.
»Mis miradas son un alambre en el horizonte para el descanso de las
golondrinas.
»Ámame.»
Me puse de rodillas en el espacio circular y la Virgen se elevó y vino a
sentarse en mi paracaídas.
Me dormí y recité entonces mis más hermosos poemas.
Las llamas de mi poesía secaron los cabellos de la Virgen, que me dijo
gracias y se alejó, sentada sobre su rosa blanda.
Y heme aquí, solo, como el pequeño huérfano de los naufragios anónimos.
Ah, qué hermoso..., qué hermoso.

 4
Veo las montañas, los ríos, las selvas, el mar, los barcos, las flores y los
caracoles.
Veo la noche y el día y el eje en que se juntan.
Ah, ah, soy Altazor, el gran poeta, sin caballo que coma alpiste, ni caliente
su garganta con claro de luna, sino con mi pequeño paracaídas como un quitasol
sobre los planetas.
De cada gota del sudor de mi frente hice nacer astros, que os dejo la tarea
de bautizar como a botellas de vino.
Lo veo todo, tengo mi cerebro forjado en lenguas de profeta.
La montaña es el suspiro de Dios, ascendiendo en termómetro hinchado
hasta tocar los pies de la amada.
Aquél que todo lo ha visto, que conoce todos los secretos sin ser Walt
Whitman, pues jamás he tenido una barba blanca como las bellas enfermeras y
los arroyos helados.
Aquél que oye durante la noche los martillos de los monederos falsos, que
son solamente astrónomos activos.
Aquél que bebe el vaso caliente de la sabiduría después del diluvio
obedeciendo a las palomas y que conoce la ruta de la fatiga, la estela hirviente que
dejan los barcos.
Aquél que conoce los almacenes de recuerdos y de bellas estaciones
olvidadas.
Él, el pastor de aeroplanos, el conductor de las noches extraviadas y de los
ponientes amaestrados hacia los polos únicos.
Su queja es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo.
El día se levanta en su corazón y él baja los párpados para hacer la noche
del reposo agrícola.
Lava sus manos en la mirada de Dios, y peina su cabellera como la luz y la
cosecha de esas flacas espigas de la lluvia satisfecha.
Los gritos se alejan como un rebaño sobre las lomas cuando las estrellas
duermen después de una noche de trabajo continuo.
El hermoso cazador frente al bebedero celeste para los pájaros sin corazón.
Sé triste tal cual las gacelas ante el infinito y los meteoros, tal cual los
desiertos sin mirajes.
Hasta la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del
destierro.
Sé triste, pues ella te espera en un rincón de este año que pasa.
Está quizá al extremo de tu canción próxima y será bella como la cascada
en libertad y rica como la línea ecuatorial.
Sé triste, más triste que la rosa, la bella jaula de nuestras miradas y de las
abejas sin experiencia.
La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer.
Vamos cayendo, cayendo de nuestro cenit a nuestro nadir y dejamos el
aire manchado de sangre para que se envenenen los que vengan mañana a
respirarlo.


 5
Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir porque
ése es tu destino, tu miserable destino. Y mientras de más alto caigas, más alto
será el rebote, más larga tu duración en la memoria de la piedra.
Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella y
vamos cayendo.
Ah mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la
muerte, despeñada entre los astros de la muerte.
¿Habéis oído? Ese es el ruido siniestro de los pechos cerrados.
Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al lado afuera. Puedes abrir con
un suspiro la puerta que haya cerrado el huracán.
Hombre, he ahí tu paracaídas maravilloso como el vértigo.
Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.
Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tuya puede convertir en un
parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador.
¿Qué esperas?
Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvidó sonreír.
Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga
interminable.


 6
CANTO I 

Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad?
¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa con la espada en la mano?
¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus ojos como el adorno de un dios?
¿Por qué un día de repente sentiste el terror de ser?
Y esa voz que te gritó vives y no te ves vivir
¿Quién hizo converger tus pensamientos al cruce de todos los vientos del dolor?
Se rompió el diamante de tus sueños en un mar de estupor
Estás perdido Altazor
Solo en medio del universo
Solo como una nota que florece en las alturas del vacío
No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza
¿En dónde estás Altazor?


La nebulosa de la angustia pasa como un río
Y me arrastra según la ley de las atracciones
La nebulosa en olores solidificada huye su propia soledad
Siento un telescopio que me apunta como un revólver
La cola de un cometa me azota el rostro y pasa relleno de eternidad
Buscando infatigable un lago quieto en donde refrescar su tarea ineludible


Altazor morirás Se secará tu voz y serás invisible
La Tierra seguirá girando sobre su órbita precisa
Temerosa de un traspié como el equilibrista sobre el alambre que ata las miradas
el pavor.
En vano buscas ojo enloquecido
No hay puerta de salida y el viento desplaza los planetas
Piensas que no importa caer eternamente si se logra escapar
¿No ves que vas cayendo ya?
Limpia tu cabeza de prejuicio y moral
Y si queriendo alzarte nada has alcanzado
Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra
Sin miedo al enigma de ti mismo
Acaso encuentres una luz sin noche
Perdida en las grietas de los precipicios

 Cae
Cae eternamente
Cae al fondo del infinito
Cae al fondo del tiempo
Cae al fondo de ti mismo
Cae lo más bajo que se pueda caer


 7
Cae sin vértigo
A través de todos los espacios y todas las edades
A través de todas las almas de todos los anhelos y todos los naufragios
Cae y quema al pasar los astros y los mares
Quema los ojos que te miran y los corazones que te aguardan
Quema el viento con tu voz
El viento que se enreda en tu voz
Y la noche que tiene frío en su gruta de huesos


Cae en infancia
Cae en vejez
Cae en lágrimas
Cae en risas
Cae en música sobre el universo
Cae de tu cabeza a tus pies
Cae de tus pies a tu cabeza
Cae del mar a la fuente
Cae al último abismo de silencio
Como el barco que se hunde apagando sus luces


Todo se acabó
El mar antropófago golpea la puerta de las rocas despiadadas
Los perros ladran a las horas que se mueren
Y el cielo escucha el paso de las estrellas que se alejan
Estás solo
Y vas a la muerte derecho como un iceberg que se desprende del polo
Cae la noche buscando su corazón en el océano
La mirada se agranda como los torrentes
Y en tanto que las olas se dan vuelta
La luna niño de luz se escapa de alta mar
Mira este cielo lleno
Más rico que los arroyos de las minas
Cielo lleno de estrellas que esperan el bautismo
Todas esas estrellas salpicaduras de un astro de piedra lanzado en las aguas
eternas
No saben lo que quieren ni si hay redes ocultas más allá
Ni qué mano lleva las riendas
Ni qué pecho sopla el viento sobre ellas
Ni saben si no hay mano y no hay pecho
Las montañas de pesca
Tienen la altura de mis deseos
Y yo arrojo fuera de la noche mis últimas angustias
Que los pájaros cantando dispersan por el mundo.



 8
Reparad el motor del alba 
En tanto me siento al borde de mis ojos 
Para asistir a la entrada de las imágenes 


Soy yo Altazor 
Altazor 
Encerrado en la jaula de su destino 
En vano me aferro a los barrotes de la evasión posible 
Una flor cierra el camino 
Y se levantan como la estatua de las llamas 
La evasión imposible 
Más débil marcho con mis ansias 
Que un ejército sin luz en medio de emboscadas 
Abrí los ojos en el siglo 
En que moría el cristianismo 
Retorcido en su cruz agonizante 
Ya va a dar el último suspiro 
¿Y mañana qué pondremos en el sitio vacío? 
Pondremos un alba o un crepúsculo 
¿Y hay que poner algo acaso? 
La corona de espinas 
Chorreando sus últimas estrellas se marchita 
Morirá el cristianismo que no ha resuelto ningún problema 
Que sólo ha enseñado plegarias muertas 
Muere después de dos mil años de existencia 
Un cañoneo enorme pone punto final a la era cristiana 
El Cristo quiere morir acompañado de millones de almas 
Hundirse con sus templos 
Y atravesar la muerte con un cortejo inmenso 
Mil aeroplanos saludan la nueva era 
Ellos son los oráculos y las banderas 


Hace seis meses solamente 
Dejé la ecuatorial recién cortada 
En la tumba guerrera del esclavo paciente 
Corona de piedad sobre la estupidez humana 
Soy yo que estoy hablando en este año de 1919 
Es el invierno 
Ya la Europa enterró todos sus muertos 
Y un millar de lágrimas hacen una sola cruz de nieve 
Mirad esas estepas que sacuden las manos 
Millones de obreros han comprendido al fin 
Y levantan al cielo sus banderas de aurora 
Venid venid os esperamos porque sois la esperanza


 9
La única esperanza 
La última esperanza. 


Soy yo Altazor el doble de mí mismo 
El que se mira obrar y se ríe del otro frente a frente 
El que cayó de las alturas de su estrella 
Y viajó veinticinco años 
Colgado al paracaídas de sus propios prejuicios 
Soy yo Altazor el del ansia infinita 
Del hambre eterno y descorazonado 
Carne labrada por arados de angustia 
¿Cómo podré dormir mientras haya adentro tierras desconocidas? 
Problemas 
Misterios que se cuelgan a mi pecho 
Estoy solo 
La distancia que va de cuerpo a cuerpo 
Es tan grande como la que hay de alma a alma 
Solo 
Solo 
Solo 
Estoy solo parado en la punta del año que agoniza 
El universo se rompe en olas a mis pies 
Los planetas giran en torno a mi cabeza 
Y me despeinan al pasar con el viento que desplazan 
Sin dar una respuesta que llene los abismos 
Ni sentir este anhelo fabuloso que busca en la fauna del cielo 
Un ser materno donde se duerma el corazón 
Un lecho a la sombra del torbellino de enigmas 
Una mano que acaricie los latidos de la fiebre 
Dios diluido en la nada y el todo 
Dios todo y nada 
Dios en las palabras y en los gestos 
Dios mental 
Dios aliento 
Dios joven Dios viejo 
Dios pútrido 
lejano y cerca 
Dios amasado a mi congoja 


Sigamos cultivando en el cerebro las tierras del error 
Sigamos cultivando las tierras veraces en el pecho 
Sigamos 
Siempre igual como ayer mañana y luego y después 
No


 10
No puede ser. Cambiemos nuestra suerte 
Quememos nuestra carne en los ojos del alba 
Bebamos la tímida lucidez de la muerte 
La lucidez polar de la muerte 
Canta el caos al caos que tiene pecho de hombre 
Llora de eco en eco por todo el universo 
Rodando con sus mitos entre alucinaciones 
Angustia de vacío en alta fiebre 
Amarga conciencia del vano sacrificio 
De la experiencia inútil del fracaso celeste 
Del ensayo perdido 
Y aún después que el hombre haya desaparecido 
Que hasta su recuerdo se queme en la hoguera del tiempo 
Quedará un gusto a dolor en la atmósfera terrestre 
Tantos siglos respirada por miserables pechos plañideros 
Quedará en el espacio la sombra siniestra 
De una lágrima inmensa 
Y una voz perdida aullando desolada 
Nada nada nada 
No 
No puede ser 
Consumamos el placer 
Agotemos la vida en la vida 
Muera la muerte infiltrada de rapsodias langurosas 
infiltrada de pianos tenues y banderas cambiantes como crisálidas 
Las rocas de la muerte se quejan al borde del mundo 
El viento arrastra sus florescencias amargas 
Y el desconsuelo de las primaveras que no pueden nacer 
Todas son trampas 
trampas del espíritu 
Transfusiones eléctricas de sueño y realidad 
Oscuras lucideces de esta larga desesperación petrificada en soledad 
Vivir vivir en las tinieblas 
Entre cadenas de anhelos tiránicos collares de gemidos 
Y un eterno viajar en los adentros de sí mismo 
Con dolor de límites constantes y vergüenza de ángel estropeado 
Burla de un dios nocturno 
Rodar rodar rotas las antenas en medio del espacio 
Entre mares alados y auroras estancadas 

Yo estoy aquí de pie ante vosotros 
En nombre de una idiota ley proclamadora 
De la conservación de las especies 
Inmunda ley 
Villana ley arraigada a los sexos ingenuos 
Por esa ley primera trampa de la inconsciencia

 11
El hombre se desgarra 
Y se rompe en aullidos mortales por todos los poros de su tierra 
Yo estoy aquí de pie entre vosotros 
Se me caen las ansias al vacío 
Se me caen los gritos a la nada 
Se me caen al caos las blasfemias 
Perro del infinito trotando entre astros muertos 
Perro lamiendo estrellas y recuerdos de estrella 
Perro lamiendo tumbas 
Quiero la eternidad como una paloma en mis manos 


Todo ha de alejarse en la muerte esconderse en la muerte 
Yo tú él nosotros vosotros ellos 
Ayer hoy mañana 
Pasto en las fauces del insaciable olvido 
Pasto para la rumia eterna del caos incansable 
Justicia ¿qué has hecho de mí Vicente Huidobro? 
Se me cae el dolor de la lengua y las alas marchitas 
Se me caen los dedos muertos uno a uno 
¿Qué has hecho de mi voz cargada de pájaros en el atardecer 
La voz que me dolía como sangre? 
Dadme el infinito como una flor para mis manos 


Seguir 
No Basta ya 
Seguir cargado de mundos de países de ciudades 
Muchedumbres aullidos 
Cubierto de climas hemisferios ideas recuerdos 
Entre telarañas de sepulcros y planetas conscientes 
Seguir del dolor al dolor del enigma al enigma 
Del dolor de la piedra al dolor de la planta 
Porque todo es dolor 
Dolor de batalla y miedo de no ser 
Lazos de dolor atan la tierra al cielo las aguas a la tierra 
Y los mundos galopan en órbitas de angustia 
Pensando en la sorpresa 
La latente emboscada en todos los rincones del espacio. 
Me duelen los pies como ríos de piedra 
¿Qué has hecho de mis pies? 
¿Qué has hecho de esta bestia universal 
De este animal errante? 
Esta rata en delirio que trepa las montañas 
Sobre un himno boreal o alarido de tierra 
Sucio de tierra y llanto 


 12
de tierra y sangre 
Azotado de espinas y los ojos en cruz 
La conciencia es amargura 
La inteligencia es decepción 
Sólo en las afueras de la vida 
Se puede plantar una pequeña ilusión 


Ojos ávidos de lágrimas hirviendo 
Labios ávidos de mayores lamentos 
Manos enloquecidas de palpar tinieblas 
Buscando más tinieblas 
Y esta amargura que se pasea por los huesos 
Y este entierro en mi memoria 
Este entierro que se alarga en memoria 
Este largo entierro que atraviesa todos los días mi memoria 
Seguir 
No 
Que se rompa el andamio de los huesos 
Que se derrumben las vigas del cerebro 
Y arrastre el huracán los trozos a la nada al otro lado 
En donde el viento azota a Dios 
En donde aún resuene mi violín gutural 
Acompañando el piano póstumo del Juicio Final 


Eres tú tu el ángel caído 
La caída eterna sobre la muerte 
La caída sin fin de muerte en muerte 
Embruja el universo con tu voz 
Aférrate a tu voz embrujador del mundo 
Cantando como un ciego perdido en la eternidad 
Anda en mi cerebro una gramática dolorosa y brutal 
La matanza continua de conceptos internos 
Y una última aventura de esperanzas celestes 
Un desorden de estrellas imprudentes 
Caídas de los sortilegios sin refugio 
Todo lo que se esconde y nos incita con imanes fatales 
Lo que se esconde en las frías regiones de lo invisible 
0 en la ardiente tempestad de nuestro cráneo 


La eternidad se vuelve sendero de flor 
Para el regreso de espectros y problemas 
Para el miraje sediento de las nuevas hipótesis 
Que rompen el espejo de la magia posible


 13
Liberación, ¡Oh! sí liberación de todo 
De la propia memoria que nos posee 
De las profundas vísceras que saben lo que saben 
A causa de estas heridas que nos atan al fondo 
Y nos quiebran los gritos de las alas 


La magia y el ensueño liman los barrotes 
La poesía llora en la punta del alma 
Y acrece la inquietud mirando nuevos muros 
Alzados de misterio en misterio 
Entre minas de mixtificación que abren sus heridas 
Con el ceremonial inagotable de alba conocida 
Todo en vano 
Dadme la llave de los sueños cerrados 
Dadme la llave del naufragio 
Dadme una certeza de raíces en horizonte quieto 
Un descubrimiento que no huya a cada paso 
0 dadme un bello naufragio verde 


Un milagro que ilumine el fondo de nuestros mares íntimos 
Como el barco que se hunde sin apagar sus luces 
Liberado de este trágico silencio entonces 
En mi propia tempestad 
Desafiaré al vacío 
Sacudiré la nada con blasfemias y gritos 
Hasta que caiga un rayo de castigo ansiado 
Trayendo a mis tinieblas el clima del paraíso 


¿Por qué soy prisionero de esta trágica busca? 
¿Qué es lo que me llama y se esconde 
Me sigue me grita por mi nombre 
Y cuando vuelvo el rostro alargo las manos de los ojos 
Me echa encima una niebla tenaz como la noche de los astros ya muertos? 
Sufro me revuelco en la angustia 
Sufro desde que era nebulosa 
Y traigo desde entonces este dolor primordial en las células 
Este peso en las alas 
Esta piedra en el canto 
Dolor de ser isla 
Angustia subterránea 
Angustia cósmica


 14
Poliforme angustia anterior a mi vida 
Y que la sigue como una marcha militar 
Y que irá más allá 
Hasta el otro lado de la periferia universal 


Consciente 
Inconsciente 
Deforme 
Sonora 
Sonora como el fuego 
El fuego que me quema el carbón interno y el alcohol de los ojos 


Soy una orquesta trágica 
Un concepto trágico 
Soy trágico como los versos que punzan en las sienes y no pueden salir 
Arquitectura fúnebre 
Matemática fatal y sin esperanza alguna 
Capas superpuestas de dolor misterioso 
Capas superpuestas de ansias mortales 
Subsuelos de intuiciones fabulosas 


Siglos siglos que vienen gimiendo en mis venas 
Siglos que se balancean en mi canto 
Que agonizan en mi voz 
Porque mi voz es sólo canto y sólo puede salir en canto 
La cuna de mi lengua se meció en el vacío 
Anterior a los tiempos 
Y guardará eternamente el ritmo primero 
El ritmo que hace nacer los mundos 
Soy la voz del hombre que resuena en los cielos 
Que reniega y maldice 
Y pide cuentas de por qué y para qué 


Soy todo el hombre 
El hombre herido por quién sabe quién 
Por una flecha perdida del caos 
Humano terreno desmesurado 
Sí desmesurado y lo proclamo sin miedo 
Desmesurado porque no soy burgués ni raza fatigada 
Soy bárbaro tal vez 
Desmesurado enfermo 
Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados


 15
No acepto vuestras sillas de seguridades cómodas 
Soy el ángel salvaje que cayó una mañana 
En vuestras plantaciones de preceptos 
Poeta 
Anti poeta 
Culto 
Anticulto 
Animal metafísico cargado de congojas 
Animal espontáneo directo sangrando sus problemas 
Solitario como una paradoja 
Paradoja fatal 
Flor de contradicciones bailando un fox-trot 
Sobre el sepulcro de Dios 
Sobre el bien y el mal 
Soy un pecho que grita y un cerebro que sangra 
Soy un temblor de tierra 
Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo 


Crujen las ruedas de la tierra 
Y voy andando a caballo en mi muerte 
Voy pegado a mi muerte como un pájaro al cielo 
Como una fecha en el árbol que crece 
Como el nombre en la carta que envío 
Voy pegado a mi muerte 
Voy por la vida pegado a mi muerte 
Apoyado en el bastón de mi esqueleto 


El sol nace en mi ojo derecho y se pone en mi ojo izquierdo 
En mi infancia una infancia ardiente como un alcohol 
Me sentaba en los caminos de la noche 
A escuchar la elocuencia de las estrellas 
Y la oratoria del árbol 
Ahora la indiferencia nieva en la tarde de mi alma 
Rómpanse en espigas las estrellas 
Pártase la luna en mil espejos 
Vuelva el árbol al nido de su almendra 
Sólo quiero saber por qué 
Por qué 
Por qué 
Soy protesta y araño el infinito con mis garras 
Y grito y gimo con miserables gritos oceánicos 
El eco de mi voz hace tronar el caos 



 16
Soy desmesurado cósmico 
Las piedras las plantas las montañas 
Me saludan Las abejas las ratas 
Los leones y las águilas 
Los astros los crepúsculos las albas 
Los ríos y las selvas me preguntan 
¿Qué tal cómo está Ud.? 
Y mientras los astros y las olas tengan algo que decir 
Será por mi boca que hablarán a los hombres 


Que Dios sea Dios 
0 Satán sea Dios 
0 ambos sean miedo nocturna ignorancia 
Lo mismo da 
Que sea la Vía Láctea 
0 una procesión que asciende en pos de la verdad 
Hoy me es igual 
Traedme una hora que vivir 
Traedme un amor pescado por la oreja 
Y echadlo aquí a morir ante mis ojos 
Que yo caiga por el mundo a toda máquina 
Que yo corra por el universo a toda estrella 
Que me hunda o me eleve 
Lanzado sin piedad entre planetas y catástrofes 
Señor Dios si tú existes es a mí a quien lo debes 


Matad la horrible duda 
Y la espantosa lucidez 
Hombre con los ojos abiertos en la noche 
Hasta el fin de los siglos 
Enigma asco de los instintos contagiosos 
Como las campanas de la exaltación 
Pajarero de luces muertas que andan con pies de espectro 
Con los pies indulgentes del arroyo 
Que se llevan las nubes y cambia de país 


En el tapiz del cielo se juega nuestra suerte 
Allí donde mueren las horas 
El pesado cortejo de las horas que golpean el mundo 
Se juega nuestra alma 
Y la suerte que se vuela todas las mañanas 
Sobre las nubes con los ojos llenos de lágrimas 
Sangra la herida de las últimas creencias


 17
Cuando el fusil desconsolado del humano refugio 
Descuelga los pájaros del cielo 
Mírate allí animal fraterno desnudo de nombre 
Junto al abrevadero de tus límites propios 
Bajo el alba benigna 
Que zurce el tejido de las mareas 
Mira a lo lejos viene la cadena de hombres 
Saliendo de la usina de ansias iguales 
Mordidos por la misma eternidad 
Por el mismo huracán de vagabundas fascinaciones 
Cada uno trae su palabra informe 
Y los pies atados a su estrella propia 
Las máquinas avanzan en la noche del diamante fatal 
Avanza el desierto con sus olas sin vida 
Pasan las montañas pasan los camellos 
Como la historia de las guerras antiguas 
Allá va la cadena de hombres entre fuegos ilusos 
Hacia el párpado tumbal 


Después de mi muerte un día 
El mundo será pequeño a las gentes 
Plantarán continentes sobre los mares 
Se harán islas en el cielo 
Habrá un gran puente de metal en torno de la Tierra 
Como los anillos construidos en Saturno 
Habrá ciudades grandes como un país 
Gigantescas ciudades del porvenir 
En donde el hombre-hormiga será una cifra 
Un número que se mueve y sufre y baila 
(Un poco de amor a veces como un arpa que hace olvidar la vida) 
Jardines de tomates y repollos 
Los parques públicos plantados de árboles frutales 
No hay carne que comer el planeta es estrecho 
Y las máquinas mataron el último animal 
Árboles frutales en todos los caminos 
Lo aprovechable sólo lo aprovechable 
Ah la hermosa vida que preparan las fábricas 
La horrible indiferencia de los astros sonrientes 
Refugio de la música 
Que huye de las manos de los últimos ciegos 


Angustia angustia de lo absoluto y de la perfección 
Angustia desolada que atraviesa las órbitas perdidas 


 18
En mi cabeza cada cabello piensa otra cosa 


Un hastío invade el hueco que va del alba al poniente 
Un bostezo color mundo y carne 
Color espíritu avergonzado de irrealizables cosas 
Lucha entre la piel y el sentimiento de una dignidad bebida y no otorgada. 
Nostalgia de ser barro y piedra o Dios 
Vértigo de la nada cayendo de sombra en sombra 
Inutilidad de los esfuerzos fragilidad del sueño 


Ángel expatriado de la cordura 
¿Por qué hablas Quién te pide que hables? 
Revienta pesimista mas revienta en silencio 
Cómo se reirán los hombres de aquí a mil años 
Hombre perro que aúllas a tu propia noche 
Delincuente de tu alma 
El hombre de mañana se burlará de ti 
Y de tus gritos petrificados goteando estalactitas 
¿Quién eres tú habitante de este diminuto cadáver estelar? 
¿Qué son tus náuseas de infinito y tu ambición de eternidad? 
Átomo desterrado de sí mismo con puertas y ventanas de luto 
¿De dónde vienes a dónde vas? 
¿Quién se preocupa de tu planeta? 
Inquietud miserable 
Despojo del desprecio que por ti sentiría 
Un habitante de Betelgeuse 
Veintinueve millones de veces más grande que tu sol 


Hablo porque soy protesta insulto y mueca de dolor 
Sólo creo en los climas de la pasión 
Sólo deben hablar los que tienen el corazón clarividente 
La lengua a alta frecuencia 
Buzos de la verdad y la mentira 
Cansados de pasear sus linternas en los laberintos de la nada 
En la cueva de alternos sentimientos 
El dolor es lo único eterno 
Y nadie podrá reír ante el vacío 
¿Qué me importa la burla del hombre-hormiga 
Ni la del habitante de otros astros más grandes? 
Yo no sé de ellos ni ellos saben de mí 
Yo sé de mi vergüenza de la vida de mi asco celular 
De la mentira abyecta de todo cuanto edifican los hombres 
Los pedestales de aire de sus leyes e ideales

 19


Dadme dadme pronto un llano de silencio 
Un llano despoblado como los ojos de los muertos 


¿Robinson por qué volviste de tu isla? 
De la isla de tus obras y tus sueños privados 
La isla de ti mismo rica de tus actos 
Sin leyes ni abdicación ni compromisos 
Sin control de ojo intruso 
Ni mano extraña que rompa los encantos 
¿Robinson cómo es posible que volvieras de tu isla? 


Malhaya el que mire con ojos de muerte 
Malhaya el que vea el resorte que todo lo mueve 
Una borrasca dentro de la risa 
Una agonía de sol adentro de la risa 
Matad al pesimista de pupila enlutada 
Al que lleva un féretro en el cerebro 
Todo es nuevo cuando se mira con ojos nuevos 
Oigo una voz idiota entre algas de ilusión 
Boca parasitaria aún de la esperanza 


Idos lejos de aquí restos de playas moribundas 
Mas si buscáis descubrimientos 
Tierras irrealizables más allá de los cielos 
Vegetante obsesión de musical congoja 
Volvamos al silencio 
Restos de playas fúnebres 
¿A qué buscáis el faro poniente 
Vestido de su propia cabellera 
Como la reina de los circos? 
Volvamos al silencio 
Al silencio de las palabras que vienen del silencio 
Al silencio de las hostias donde se mueren los profetas 
Con la llaga del flanco 
Cauterizada por algún relámpago 


Las palabras con fiebre y vértigo interno 
Las palabras del poeta dan un marco celeste 
Dan una enfermedad de nubes 
Contagioso infinito de planetas errantes

 20
Epidemia de rosas en la eternidad 


Abrid la boca para recibir la hostia de la palabra herida 
La hostia angustiada y ardiente que me nace no se sabe dónde 
Que viene de más lejos que mi pecho 
La catarata delicada de oro en libertad 
Correr de río sin destino como aerolitos al azar 
Una columna se alza en la punta de la voz 
Y la noche se sienta en la columna 


Yo poblaré para mil años los sueños de los hombres 
Y os daré un poema lleno de corazón 
En el cual me despedazaré por todos lados 


Una lágrima caerá de unos ojos 
Como algo enviado sobre la tierra 
Cuando veas como una herida profetiza 
Y reconozcas la carne desgraciada 
El pájaro cegado en la catástrofe celeste 
Encontrado en mi pecho solitario y sediento 
En tanto yo me alejo tras los barcos magnéticos 
Vagabundo como ellos 
Y más triste que un cortejo de caballos sonámbulos 


Hay palabras que tienen sombra de árbol 
Otras que tienen atmósfera de astros 
Hay vocablos que tienen fuego de rayos 
Y que incendian donde caen 
Otros que se congelan en la lengua y se rompen al salir 
Como esos cristales alados y fatídicos 
Hay palabras con imanes que atraen los tesoros del abismo 
Otras que se descargan como vagones sobre el alma 
Altazor desconfía de las palabras 
Desconfía del ardid ceremonioso 
Y de la poesía 
Trampas 
Trampas de luz y cascadas lujosas 
Trampas de perla y de lámpara acuática 
Anda como los ciegos con sus ojos de piedra 
Presindendo el abismo a todo paso 



 21
Mas no temas de mí que mí lenguaje es otro 
No trato de hacer feliz ni desgraciado a nadie 
Ni descolgar banderas de los pechos 
Ni dar anillos de planetas 
Ni hacer satélites de mármol en torno a un talismán ajeno 
Quiero darte una música de espíritu 
Música mía de esta cítara plantada en mi cuerpo 
Música que hace pensar en el crecimiento de los árboles 
Y estalla en luminarias adentro del sueño 
Yo hablo en nombre de un astro por nadie conocido 
Hablo en una lengua mojada en mares no nacidos 
Con una voz llena de eclipses y distancias 
Solemne como un combate de estrellas o galeras lejanas 
Una voz que se desfonda en la noche de las rocas 
Una voz que da la vista a los ciegos atentos 
Los ciegos escondidos al fondo de las casas 
Como al fondo de sí mismos 


Los veleros que parten a distribuir mi alma por el mundo 
Volverán convertidos en pájaros 
Una hermosa mañana alta de muchos metros 
Alta como el árbol cuyo fruto es el sol 
Una mañana frágil y rompible 
A la hora en que las flores se lavan la cara 
Y los últimos sueños huyen por las ventanas 


Tanta exaltación para arrastrar los cielos a la lengua 
El infinito se instala en el nido del pecho 
Todo se vuelve presagio 
ángel entonces 
El cerebro se torna sistro revelador 
Y la hora huye despavorida por los ojos 
Los pájaros grabados en el zenit no cantan 
El día se suicida arrojándose al mar 
Un barco vestido de luces se aleja tristemente 
Y al fondo de las olas un pez escucha el paso de los hombres 


Silencio la tierra va a dar a luz un árbol 
La muerte se ha dormido en el cuello de un cisne 
Y cada pluma tiene un distinto temblor 
Ahora que Dios se sienta sobre la tempestad 
Que pedazos de cielo caen y se enredan en la selva 
Y que el tifón despeina las barbas del pirata


 22
Ahora sacad la muerta al viento 
Para que el viento abra sus ojos 


Silencio la tierra va a dar a luz un árbol 
Tengo cartas secretas en la caja del cráneo 
Tengo un carbón doliente en el fondo del pecho 
Y conduzco mi pecho a la boca 
Y la boca a la puerta del sueño 


El mundo se me entra por los ojos 
Se me entra por las manos se me entra por los pies 
Me entra por la boca y se me sale 
En insectos celestes o nubes de palabras por los poros 
Silencio la tierra va a dar a luz un árbol 
Mis ojos en la gruta de la hipnosis 
Mastican el universo que me atraviesa como un túnel 
Un escalofrío de pájaro me sacude los hombros 
Escalofrío de alas y olas interiores 
Escalas de olas y alas en la sangre 
Se rompen las amarras de las venas 
Y se salta afuera de la carne 
Se sale de las puertas de la tierra 
Entre palomas espantadas 


Habitante de tu destino 
¿Por qué quieres salir de tu destino? 
¿Por qué quieres romper los lazos de tu estrella 
Y viajar solitario en los espacios 
Y caer a través de tu cuerpo de tu zenit a tu nadir? 


No quiero ligaduras de astro ni de viento 
Ligaduras de luna buenas son para el mar y las mujeres 
Dadme mis violines de vértigo insumiso 
Mi libertad de música escapada 
No hay peligro en la noche pequeña encrucijada 
Ni enigma sobre el alma 
La palabra electrizada de sangre y corazón 
Es el gran paracaídas y el pararrayos de Dios 


Habitante de tu destino 
Pegado a tu camino como roca www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. 
 23
Viene la hora del sortilegio resignado 
Abre la mano de tu espíritu 
El magnético dedo 
En donde el anillo de la serenidad adolescente 
Se posará cantando como el canario pródigo 
Largos años ausente 

Silencio 
Se oye el pulso del mundo como nunca pálido 
La tierra acaba de alumbrar un árbol


 24
CANTO II 

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos 
Se hace más alto el cielo en tu presencia 
La tierra se prolonga de rosa en rosa 
Y el aire se prolonga de paloma en paloma 

Al irte dejas una estrella en tu sitio 
Dejas caer tus luces como el barco que pasa 
Mientras te sigue mi canto embrujado 
Como una serpiente fiel y melancólica 
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro 

¿Qué combate se libra en el espacio? 
Esas lanzas de luz entre planetas 
Reflejo de armaduras despiadadas 
¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso? 
En dónde estás triste noctámbula 
Dadora de infinito 
Que pasea en el bosque de los sueños 

Heme aquí perdido entre mares desiertos 
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la noche 
Heme aquí en una torre de frío 
Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos 
Del recuerdo de tus complacencias y de tu cabellera 
Luminosa y desatada como los ríos de montaña 
¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos? 
Te pregunto otra vez 

El arco de tus cejas tendido para las armas de los ojos 
En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos de flor 
Te hablan por mí las piedras aporreadas 
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo 
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento 
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas 
Dormido en tu memoria 
Te habla por mí el arroyo descubierto 
La yerba sobreviviente atada a la aventura 
Aventura de luz y sangre de horizonte 
Sin más abrigo que una flor que se apaga 
Si hay un poco de viento 


Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil 
Se pierde el mundo bajo tu andar visible 


 25
Pues todo es artificio cuando tú te presentas 
Con tu luz peligrosa 
Inocente armonía sin fatiga ni olvido 
Elemento de lágrima que rueda hacia adentro 
Construido de miedo altivo y de silencio 
Haces dudar al tiempo 
Y al cielo con instintos de infinito 
Lejos de ti todo es mortal 
Lanzas la agonía por la tierra humillada de noches 
Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad 


He aquí tu estrella que pasa 
Con tu respiración de fatigas lejanas 
Con tus gestos y tu modo de andar 
Con el espacio magnetizado que te saluda 
Que nos separa con leguas de noche 


Sin embargo te advierto que estamos cosidos 
A la misma estrella 
Estamos cosidos por la misma música tendida 
De uno a otro 
Por la misma sombra gigante agitada como árbol 
Seamos ese pedazo de cielo 
Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa 
La aventura del planeta que estalla en pétalos de sueño 


En vano tratarías de evadirte de mi voz 
Y de saltar los muros de mis alabanzas 
Estamos cosidos por la misma estrella 
Estás atada al ruiseñor de las lunas 
Que tiene un ritual sagrado en la garganta 
Qué me importan los signos de la noche 
Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi pecho 
Qué me importa el enigma luminoso 
Los emblemas que alumbran el azar 70 Y esas islas que viajan por el caos sin 
destino a mis ojos 
Qué me importa ese miedo de flor en el vacío 
Qué me importa el nombre de la nada 
El nombre del desierto infinito 
O de la voluntad o del azar que representan 
Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de oasis 
O banderas de presagio y de muerte 



 26

Tengo una atmósfera propia en tu aliento 
La fabulosa seguridad de tu mirada con sus constelaciones íntimas 
Con su propio lenguaje de semilla 
Tu frente luminosa como un anillo de Dios 
Más firme que todo en la flora del cielo 
Sin torbellinos de universo que se encabrita 
Como un caballo a causa de su sombra en el aire 


Te pregunto otra vez 
¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos? 


Tengo esa voz tuya para toda defensa 
Esa voz que sale de ti en latidos de corazón 
Esa voz en que cae la eternidad 
Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes 
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido? 
Un cometa sin manto muriéndose de frío 


Te hallé como una lágrima en un libro olvidado 
Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho 
Tu nombre hecho del ruido de palomas que se vuelan 
Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas 
De un Dios encontrado en alguna parte 
Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú 
El pájaro de antaño en la clave del poeta 


Sueño en un sueño sumergido 
La cabellera que se ata hace el día 
La cabellera al desatarse hace la noche 
La vida se contempla en el olvido 
Sólo viven tus ojos en el mundo 
El único sistema planetario sin fatiga 
Serena piel anclada en las alturas 
Ajena a toda red y estratagema 
En su fuerza de luz ensimismada 
Detrás de ti la vida siente miedo 
Porque eres la profundidad de toda cosa 
El mundo deviene majestuoso cuando pasas 
Se oyen caer lágrimas del cielo 
Y borras en el alma adormecida 
La amargura de ser vivo

 27
Se hace liviano el orbe en las espaldas 


Mí alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos 
(Reconozco ese ruido desde lejos) 
Cuando las barcas zozobran y el río arrastra troncos de árbol 
Eres una lámpara de carne en la tormenta 
Con los cabellos a todo viento 
Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores sueños 
Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del mundo 
Como la mano de una princesa soñolienta 
Con tus ojos que evocan un piano de olores 
Una bebida de paroxismos 
Una flor que está dejando de perfumar 
Tus ojos hipnotizan la soledad 
Como la rueda que sigue girando después de la catástrofe 


Mi alegría es mirarte cuando escuchas 
Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del agua 
Y te quedas suspensa largo rato 
Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar 
Nada tiene entonces semejante emoción 
Ni un mástil pidiendo viento 
Ni un aeroplano ciego palpando el infinito 
Ni la paloma demacrada dormida sobre un lamento 
Ni el arcoiris con las alas selladas 
Más bello que la parábola de un verso 
La parábola tendida en puente nocturno de alma a alma 


Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos 
Con la cabeza levantada 
Y todo el cabello al viento 
Eres más hermosa que el relincho de un potro en la montaña 
Que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma 
Que un faro en la neblina buscando a quien salvar 
Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento 
Eres el ruido del mar en verano 
Eres el ruido de una calle populosa llena de admiración 


Mi gloria está en tus ojos 
Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno 
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada 
Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas


 28
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos 
Y un viento de océano ondula tus pupilas 


Nada se compara a esa leyenda de semillas que deja tu presencia 
A esa voz que busca un astro muerto que volver a la vida 
Tu voz hace un imperio en el espacio 
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en el aire 
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito 
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un murmullo en la eternidad 
Y ese pie que es la fiesta de los caminos encadenados 
Y esos párpados donde vienen a vararse las centellas del éter 
Y ese beso que hincha la proa de tus labios 
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu vida 
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho 
Dormido a la sombra de tus senos 

Si tú murieras 
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida 
Perderían el camino 
¿Qué sería del universo?


 29
CANTO III 


Romper las ligaduras de las venas 
Los lazos de la respiración y las cadenas 


De los ojos senderos de horizontes 
Flor proyectada en cielos uniformes 


El alma pavimentada de recuerdos 
Como estrellas talladas por el viento 


El mar es un tejado de botellas 
Que en la memoria del marino sueña 


Cielo es aquella larga cabellera intacta 
Tejida entre manos de aeronauta 


Y el avión trae un lenguaje diferente 
Para la boca de los cielos de siempre 


Cadenas de miradas nos atan a la tierra 
Romped romped tantas cadenas 


Vuela el primer hombre a iluminar el día 
El espacio se quiebra en una herida 


Y devuelve la bala al asesino 
Eternamente atado al infinito 


Cortad todas las amarras 
De río mar o de montaña 


De espíritu y recuerdo 
De ley agonizante y sueño enfermo 


 30

Es el mundo que torna y sigue y gira 
Es una última pupila 


Mañana el campo 
Seguirá los galopes del caballo 


La flor se comerá a la abeja 
Porque el hangar será colmena 


El arcoiris se hará pájaro 
Y volará a su nido cantando 


Los cuervos se harán planetas 
Y tendrán plumas de hierba 


Hojas serán las plumas entibiadas 
Que caerán de sus gargantas 


Las miradas serán ríos 
Y los ríos heridas en las piernas del vacío 


Conducirá el rebaño a su pastor 
Para que duerma el día cansado como avión 


Y el árbol se posará sobre la tórtola 
Mientras las nubes se hacen roca 


Porque todo es como es en cada ojo 
Dinastía astrológica y efímera 
Cayendo de universo en universo 


Manicura de la lengua es el poeta 
Mas no el mago que apaga y enciende 
Palabras estelares y cerezas de adioses vagabundos 
Muy lejos de las manos de la tierra


 31
Y todo lo que dice es por él inventado 
Cosas que pasan fuera del mundo cotidiano 
Matemos al poeta que nos tiene saturados 

Poesía aún y poesía poesía 
Poética poesía poesía 
Poesía poética de poético poeta 
Poesía 
Demasiada poesía 
Desde el arcoiris hasta el culo pianista de la vecina 
Basta señora poesía bambina 
Y todavía tiene barrotes en los ojos 
El juego es juego y no plegaria infatigable 
Sonrisa o risa y no lamparillas de pupila 
Que ruedan de la aflicción hasta el océano 
Sonrisa y habladurías de estrella tejedora 
Sonrisa del cerebro que evoca estrellas muertas 
En la mesa mediúmnica de sus irradiaciones 


Basta señora arpa de las bellas imágenes 
De los furtivos comos iluminados 
Otra cosa otra cosa buscamos 
Sabemos posar un beso como una mirada 
Plantar miradas como árboles 
Enjaular árboles como pájaros 
Regar pájaros como heliotropos 
Tocar un heliotropo como una música 
Vaciar una música como un saco 
Degollar un saco como un pingüino 
Cultivar pingüinos como viñedos 
Ordeñar un viñedo como una vaca 
Desarbolar vacas como veleros 
Peinar un velero como un cometa 
Desembarcar cometas como turistas 
Embrujar turistas como serpientes 
Cosechar serpientes como almendras 
Desnudar una almendra como un atleta 
Leñar atletas como cipreses 
Iluminar cipreses como faroles 
Anidar faroles como alondras 
Exhalar alondras como suspiros 
Bordar suspiros como sedas 
Derramar sedas como ríos 
Tremolar un río como una bandera 
Desplumar una bandera como un gallo


 32
Apagar un gallo como un incendio 
Bogar en incendios como en mares 
Segar mares como trigales 
Repicar trigales como campanas 
Desangrar campanas como corderos 
Dibujar corderos como sonrisas 
Embotellar sonrisas como licores 
Engastar licores como alhajas 
Electrizar alhajas como crepúsculos 
Tripular crepúsculos como navíos 
Descalzar un navío como un rey 
Colgar reyes como auroras 
Crucificar auroras como profetas 
Etc. etc. etc. 


Basta señor violín hundido en una ola ola 
Cotidiana ola de religión miseria 
De sueño en sueño posesión de pedrerías 


Después del corazón comiendo rosas 
Y de las noches del rubí perfecto 
El nuevo atleta salta sobre la pista mágica 
Jugando con magnéticas palabras 
Caldeadas como la tierra cuando va a salir un volcán 
Lanzando sortilegios de sus frases pájaro 


Agoniza el último poeta 
Tañen las campanas de los continentes 
Muere la luna con su noche a cuestas 
El sol se saca del bolsillo el día 
Abre los ojos el nuevo paisaje solemne 
Y pasa desde la tierra a las constelaciones 
El entierro de la poesía 


Todas las lenguas están muertas 
Muertas en manos del vecino trágico 
Hay que resucitar las lenguas 
Con sonoras risas 
Con vagones de carcajadas 
Con cortacircuitos en las frases 
Y cataclismo en la gramática 
Levántate y anda

 33
Estira las piernas anquilosis salta 
Fuegos de risa para el lenguaje tiritando de frío 
Gimnasia astral para las lenguas entumecidas 
Levántate y anda 
Vive vive como un balón de fútbol 
Estalla en la boca de diamantes motocicleta 
En ebriedad de sus luciérnagas 
Vértigo sí de su liberación 
Una bella locura en la vida de la palabra 
Una bella locura en la zona del lenguaje 
Aventura forrada de desdenes tangibles 
Aventura de la lengua entre dos naufragios 
Catástrofe preciosa en los rieles del verso 


Y puesto que debemos vivir y no nos suicidamos 
Mientras vivamos juguemos 
El simple sport de los vocablos 
De la pura palabra y nada más 
Sin imagen limpia de joyas 
Las palabras tienen demasiada carga 
Un ritual de vocablos sin sombra 
Juego de ángel allá en el infinito 
Palabra por palabra 
Con luz propia de astro que un choque vuelve vivo 
Saltan chispas del choque y mientras más violento 
Más grande es la explosión 
Pasión del juego en el espacio 
Sin alas de luna y pretensión 
Combate singular entre el pecho y el cielo 
Total desprendimiento al fin de voz de carne 
Eco de luz que sangra aire sobre el aire 


Después nada nada 
Rumor aliento de frase sin palabra 


 34
CANTO IV 

No hay tiempo que perder 
Enfermera de sombras y distancias 
Yo vuelvo a ti huyendo del reino incalculable 
De ángeles prohibidos por el amanecer 


Detrás de tu secreto te escondías 
En sonrisa de párpados y de aire 
Yo levanté la capa de tu risa 
Y corté las sombras que tenían 
Tus signos de distancia señalados 


Tu sueño se dormirá en mis manos 
Marcado de las líneas de mi destino inseparable 
En el pecho de un mismo pájaro 
Que se consume en el fuego de su canto 
De su canto llorando al tiempo 
Porque se escurre entre los dedos 


Sabes que tu mirada adorna los veleros 
De las noches mecidas en la pesca 
Sabes que tu mirada forma el nudo de las estrellas 
Y el nudo del canto que saldrá del pecho 
Tu mirada que lleva la palabra al corazón 
Y a la boca embrujada del ruiseñor 


No hay tiempo que perder 
A la hora del cuerpo en el naufragio ambiguo 
Yo mido paso a paso el infinito 


El mar quiere vencer 
Y por lo tanto no hay tiempo que perder 
Entonces 
Ah entonces 
Más allá del último horizonte 
Se verá lo que hay que ver 


Por eso hay que cuidar el ojo precioso regalo del cerebro 
El ojo anclado al medio de los mundos


 35
Donde los buques se vienen a varar 
¿Mas si se enferma el ojo qué he de hacer? 
¿Qué haremos si han hecho mal de ojo al ojo? 
Al ojo avizor afiebrado como faro de lince 
La geografía del ojo digo es la más complicada 
El sondaje es difícil a causa de las olas 
Los tumultos que pasan 
La apretura continua 
Las plazas y avenidas populosas 
Las procesiones con sus estandartes 
Bajando por el iris hasta perderse 
El rajah en su elefante de tapices 
La cacería de leones en selvas de pestañas seculares 
Las migraciones de pájaros friolentos hacia otras retinas 
Yo amo mis ojos y tus ojos y los ojos 
Los ojos con su propia combustión 
Los ojos que bailan al son de una música interna 
Y se abren cómo puertas sobre el crimen 
Y salen de su órbita y se van como cometas sangrientos al azar 
Los ojos que se clavan y dejan heridas lentas a cicatrizar 
Entonces no se pegan los ojos como cartas 
Y son cascadas de amor inagotables 
Y se cambian día y noche 
Ojo por ojo. 
Ojo por ojo como hostia por hostia 
Ojo árbol 
Ojo pájaro 
Ojo río 
Ojo montaña 
Ojo mar 
Ojo tierra 
Ojo luna 
Ojo cielo 
Ojo silencio 
Ojo soledad por ojo ausencia 
Ojo dolor por ojo risa 


No hay tiempo que perder 
Y si viene el instante prosaico 
Siga el barco que es acaso el mejor 
Ahora que me siento y me pongo a escribir 
Qué hace la golondrina que vi esta mañana 
¿Firmando cartas en el vacío? 
Cuando muevo el pie izquierdo 
¿Qué hace con su pie el gran mandarín chino?


 36
Cuando enciendo un cigarro 
¿Qué hacen los otros cigarros que vienen en el barco? 
¿En dónde está la planta del fuego futuro? 
Y si yo levanto los ojos ahora mismo 
¿Qué hace con sus ojos el explorador de pie en el polo? 
Yo estoy aquí 
¿En dónde están los otros? 
Eco de gesto en gesto 
Cadena electrizada o sin correspondencias 
Interrumpido el ritmo solitario 
¿Quiénes se están muriendo y quiénes nacen 
Mientras mi pluma corre en el papel? 


No hay tiempo que perder 
Levántate alegría 
Y pasa de poro en poro la aguja de tus sedas 


Darse prisa darse prisa 
Vaya por los globos y los cocodrilos mojados 
Préstame mujer tus ojos de verano 
Yo lamo las nubes salpicadas cuando el otoño sigue la carreta del asno 
Un periscopio en ascensión debate el pudor del invierno 
Bajo la perspectiva del volantín azulado por el infinito 
Color joven de pájaros al ciento por ciento 
Tal vez era un amor mirado de palomas desgraciadas 
O el guante importuno del atentado que va a nacer de una mujer o una amapola 
El florero de mirlos que se besan volando 
Bravo pantorrilla de noche de la más novia que se esconde en su piel de flor 


Rosa al revés rosa otra vez y rosa y rosa 
Aunque no quiera el carcelero 
Río revuelto para la pesca milagrosa 


Noche préstame tu mujer con pantorrillas de florero de amapolas jóvenes 
Mojadas de color como el asno pequeño desgraciado 
La novia sin flores ni globos de pájaros 
El invierno endurece las palomas presentes 
Mira la carreta y el atentado de cocodrilos azulados 
Que son periscopios en las nubes del pudor 
Novia en ascensión al ciento por ciento celeste 
Lame la perspectiva que ha de nacer salpicada de volantines 
Y de los guantes agradables del otoño que se debate en la piel del amor.


 37
No hay tiempo que perder 
La indecisión en barca para los viajes 
Es un presente de las crueldades de la noche 
Porque el hombre malo o la mujer severa 
No pueden nada contra la mortalidad de la casa 
Ni la falta de orden 
Que sea oro o enfermedad 
Noble sorpresa o espión doméstico para victoria extranjera 
La disputa intestina produce la justa desconfianza 
De los párpados lavados en la prisión 
Las penas tendientes a su fin son travesaños antes del matrimonio 
Murmuraciones de cascada sin protección 
Las disensiones militares y todos los obstáculos 
A causa de la declaración de esa mujer rubia 
Que critica la pérdida de la expedición 
O la utilidad extrema de la justicia 
Como una separación de amor sin porvenir 
La prudencia llora los falsos extravíos de la locura naciente 
Que ignora completamente las satisfacciones de la moderación 


No hay tiempo que perder 
Para hablar de la clausura de la tierra y la llegada del día agricultor a la nada 
amante de lotería sin proceso ni niño para enfermedad pues el dolor imprevisto 
que sale de los cruzamientos de la espera en este campo de la sinceridad nueva es 
un poco negro como el eclesiástico de las empresas para la miseria o el traidor en 
retardo sobre el agua que busca apoyo en la unión o la disensión sin reposo de la 
ignorancia Pero la carta viene sobre la ruta y la mujer colocada en el incidente del 
duelo conoce el buen éxito de la preñez y la inacción del deseo pasado de la 
ventaja al pueblo que tiene inclinación por el sacerdote pues él realza de la caída 
y se hace más íntimo que el extravío de la doncella rubia o la amistad de la locura 


No hay tiempo que perder 
Todo esto es triste como el niño que está quedándose huérfano 
O como la letra que cae al medio del ojo 
O como la muerte del perro de un ciego 
O como el río que se estira en su lecho de agonizante 
Todo esto es hermoso como mirar el amor de los gorriones 
Tres horas después del atentado celeste 
O como oír dos pájaros anónimos que cantan a la misma azucena 
O como la cabeza de la serpiente donde sueña el opio 
O como el rubí nacido de los deseos de una mujer 
Y como el mar que no se sabe si ríe o llora 

 38
Y como los colores que caen del cerebro de las mariposas 
Y como la mina de oro de las abejas 
Las abejas satélites del nardo como las gaviotas del barco 
Las abejas que llevan la semilla en su interior 
Y van más perfumadas que pañuelos de narices 
Aunque no son pájaros 
Pues no dejan sus iniciales en el cielo 
En la lejanía del cielo besada por los ojos 
Y al terminar su viaje vomitan el alma de los pétalos 
Como las gaviotas vomitan el horizonte 
Y las golondrinas el verano 


No hay tiempo que perder 
Ya viene la golondrina monotémpora 
Trae un acento antípoda de lejanías que se acercan 
Viene gondoleando la golondrina 


Al horitaña de la montazonte 
La violondrina y el goloncelo 
Descolgada esta mañana de la lunala 
Se acerca a todo galope 
Ya viene viene la golondrina 
Ya viene viene la golonfina 
Ya viene la golontrina 
Ya viene la goloncima 
Viene la golonchína 
Viene la golonclima 
Ya viene la golonrima 
Ya viene la golonrisa 
La golonniña 
La golongira 
La golonlira 
La golonbrisa 
La golonchilla 
Ya viene la golondía 
Y la noche encoge sus uñas como el leopardo 
Ya viene la golontrina 
Que tiene un nido en cada uno de los dos calores 
Como yo lo tengo en los cuatro horizontes 
Viene la golonrisa 
Y las olas se levantan en la punta de los pies 
Viene la golonniña 
Y siente un vahído la cabeza de la montaña 
Viene la golongira


 39
Y el viento se hace parábola de sílfides en orgía 
Se llenan de notas los hilos telefónicos 
Se duerme el ocaso con la cabeza escondida 
Y el árbol con el pulso afiebrado 


Pero el cielo prefiere el rodoñol 
Su niño querido el rorreñol 
Su flor de alegría el romiñol 
Su piel de lágrima el rofañol 
Su garganta nocturna el rosolñol 
El rolañol 
El rosiñol 


No hay tiempo que perder 
El buque tiene los días contados 
Por los hoyos peligrosos que abren las estrellas en el mar 
Puede caerse al fuego central 
El fuego central con sus banderas que estallan de cuando en cuando 
Los elfos exacerbados soplan las semillas y me interrogan 
Pero yo sólo oigo las notas del alhelí 
Cuando alguien aprieta los pedales del viento 
Y se presenta el huracán 
El río corre como un perro azotado 
Corre que corre a esconderse en el mar 
Y pasa el rebaño que devasta mis nervios 
Entonces yo sólo digo 
Que no compro estrellas en la nochería 
Y tampoco olas nuevas en la marería 
Prefiero escuchar las notas del alhelí 
Junto a la cascada que cuenta sus monedas 
O el bromceo del aeroplano en la punta del cielo 
O mirar el ojo del tigre donde sueña una mujer desnuda 
Porque si no la palabra que viene de tan lejos 
Se quiebra entre los labios 


Yo no tengo orgullos de campanario 
Ni tengo ningún odio petrificado 
Ni grito como un sombrero afectuoso que viene saliendo del desierto 
Digo solamente 
No hay tiempo que perder 
El vizir con lenguaje de pájaro 
Nos habla largo largo como un sendero 
Las caravanas se alejan sobre su voz

40
Y los barcos hacia horizontes imprecisos 
Él devuelve el oriente sobre las almas 
Que toman un oriente de perla 
Y se llenan de fósforos a cada paso 
De su boca brota una selva 
De su selva brota un astro 
Del astro cae una montaña sobre la noche 
De la noche cae otra noche 
Sobre la noche del vacío 
La noche lejos tan lejos que parece una muerta que se llevan 
Adiós hay que decir adiós 
Adiós hay que decir a Dios 
Entonces el huracán destruido por la luz de la lengua 
Se deshace en arpegios circulares 
Y aparece la luna seguida de algunas gaviotas 
Y sobre el camino 
Un caballo que se va agrandando a medida que se aleja 


Darse prisa darse prisa 
Están prontas las semillas 
Esperando una orden para florecer 
Paciencia ya luego crecerán 
Y se irán por los senderos de la savia 
Por su escalera personal 
Un momento de descanso 
Antes del viaje al cielo del árbol 
El árbol tiene miedo de alejarse demasiado 
Tiene miedo y vuelve los ojos angustiados 
La noche lo hace temblar 
La noche y su licantropía 
La noche que afila sus garras en el viento 
Y aguza los oídos de la selva 
Tiene miedo digo el árbol tiene miedo 
De alejarse de la tierra 


No hay tiempo que perder 
Los iceberg que flotan en los ojos de los muertos 
Conocen su camino 
Ciego sería el que llorara 
Las tinieblas del féretro sin límites 
Las esperanzas abolidas 
Los tormentos cambiados en inscripción de cementerio 
Aquí yace Carlota ojos marítimos 
Se le rompió un satélite


 41
Aquí yace Matías en su corazón dos escualos se batían 
Aquí yace Marcelo mar y cielo en el mismo violoncelo 
Aquí yace Susana cansada de pelear contra el olvido 
Aquí yace Teresa ésa es la tierra que araron sus ojos hoy ocupada por su cuerpo 
Aquí yace Angélica anclada en el puerto de sus brazos 
Aquí yace Rosario río de rosas hasta el infinito 
Aquí yace Raimundo raíces del mundo son sus venas 
Aquí yace Clarisa clara risa enclaustrado en la luz 
Aquí yace Alejandro antro alejado ala adentro 
Aquí yace Gabriela rotos los diques sube en las savias hasta el sueño esperando la 
resurrección 
Aquí yace Altazor azor fulminado por la altura 
Aquí yace Vicente antipoeta y mago 
Ciego sería el que llorara 
Ciego como el cometa que va con su bastón 
Y su neblina de ánimas que lo siguen 
Obediente al instinto de sus sentidos 
Sin hacer caso de los meteoros que apedrean desde lejos 
Y viven en colonias según la temporada 
El meteoro insolente cruza por el cielo 
El meteplata el metecobre 
El metepiedras en el infinito 
Meteópalos en la mirada 
Cuidado aviador con las estrellas 
Cuidado con la aurora 
Que el aeronauta no sea el auricida 
Nunca un cielo tuvo tantos caminos como éste 
Ni fue tan peligroso 
La estrella errante me trae el saludo de un amigo muerto hace diez años 
Darse prisa darse prisa 
Los planetas maduran en el planetas 
Mis ojos han visto la raíz de los pájaros 
El más allá de los nenúfares 
Y el ante acá de las mariposas 
¿Oyes el ruido que hacen las mandolinas al morir? 
Estoy perdido 
No hay más que capitular 
Ante la guerra sin cuartel 
Y la emboscada nocturna de estos astros 


La eternidad quiere vencer 
Y por lo tanto no hay tiempo que perder 
Entonces 
Ah entonces 
Más allá del último horizonte


 42
Se verá lo que hay que ver 
La ciudad 
Debajo de las luces y las ropas colgadas 
El jugador aéreo 
Desnudo 
Frágil 
La noche al fondo del océano 
Tierna ahogada 
La muerte ciega 
Y su esplendor 
Y el sonido y el sonido 
Espacio la lumbrera 
A estribor 
Adormecido 
En cruz 
en luz 
La tierra y su cielo 
El cielo y su tierra 
Selva noche 
Y río día por el universo 
El pájaro tralalí canta en las ramas de mi cerebro 
Porque encontró la clave del eterfinifrete 
Rotundo como el unipacio y el espaverso 
Uiu uiui 
Tralalí tralalá 
Aia ai ai aaia i i


 43
CANTO V 


Aquí comienza el campo inexplorado 
Redondo a causa de los ojos que lo miran 
Y profundo a causa de mi propio corazón 
Lleno de zafiros probables 
De manos de sonámbulos 
De entierros aéreos 
Conmovedores como el sueño de los enanos 
O el ramo cortado en el infinito 
Que trae la gaviota para sus hijos 


Hay un espacio despoblado 
Que es preciso poblar 
De miradas con semillas abiertas 
De voces bajadas de la eternidad 
De juegos nocturnos y aerolitos de violín 
De ruido de rebaños sin permiso 
Escapados del cometa que iba a chocar 
¿Conoces tú la fuente milagrosa 
Que devuelve a la vida los náufragos de antaño? 
¿Conoces tú la flor que se llama voz de monja 
Que crece hacia abajo y se abre al fondo de la tierra? 
¿Has visto al niño que cantaba 
Sentado en una lágrima 
El niño que cantaba al lado de un suspiro 
O de un ladrido de perro inconsolable? 
¿Has visto al arco-iris sin colores 
Terriblemente envejecido 
Que vuelve del tiempo de los faraones? 


El miedo cambia la forma de las flores 
Que esperan temblando el juicio final 
Una a una las estrellas se arrojan por el balcón 
El mar se está durmiendo detrás de un árbol 
Con su calma habitual 
Porque sabe desde los tiempos bíblicos 
Que el regreso es desconocido en la estrella polar 


Ningún navegante ha encontrado la rosa de los mares 
La rosa que trae el recuerdo de sus abuelos 
Del fondo de sí misma 


 44
Cansada de soñar 
Cansada de vivir en cada pétalo 
Viento que estás pensando en la rosa del mar 
Yo te espero de pie al final de esta línea 
Yo sé dónde se esconde la flor que nace del sexo de las sirenas 
En el momento del placer 
Cuando debajo del mar empieza a atardecer 
Y se oye crujir las olas 
Bajo los pies del horizonte 
Yo sé yo sé dónde se esconde 
El viento tiene la voz de abeja de la joven pálida 
La joven pálida como su propia estatua 
Que yo amé en un rincón de mi vida 
Cuando quería saltar de una esperanza al cielo 
Y caí de naufragio en naufragio de horizonte en horizonte 
Entonces vi la rosa que se esconde 
Y que nadie ha encontrado cara a cara 


¿Has visto este pájaro de islas lejanas 
Arrojado por la marea a los pies de mi cama? 
¿Has visto el anillo hipnótico que va de ojo a ojo 
Del amor al amor del odio al odio 
Del hombre a la mujer del planeta a la planeta? 
¿Has visto en el cielo desierto 
La paloma amenazada por los años 
Con los ojos llenos de recuerdos 
Con el pecho lleno de silencio 
Más triste que el mar después de un naufragio? 


Detrás del águila postrera cantaba el cantador 
Tenía un anillo en el corazón 
Y se sentó en la tierra de su esfuerzo 
Frente al volcán desafiado por una flor 
El atleta quisiera ser un faro 
Para tener barcos que lo miren 
Para hacerlos dormir para dormirse 
Y arrullar al cielo como un árbol 
El atleta 
Tiene un anillo en la garganta 
Y así se pasa el tiempo 
Quieto quieto 
Porque le están creciendo anémonas en el cerebro 


 45
Contempla al huérfano que se paró en su edad 
Por culpa de los ríos que llevan poca agua 
Por culpa de las montañas que no bajan 
Crece crece dice el violoncelo 
Como yo estoy creciendo 
Como está creciendo la idea del suicidio en la bella jardinera 
Crece pequeño zafiro más tierno que la angustia 
En los ojos del pájaro quemado 


Creceré creceré cuando crezca la ciudad 
Cuando los peces se hayan bebido todo el mar 
Los días pasados son caparazones de tortuga 
Ahora tengo barcos en la memoria 
Y los barcos se acercan día a día 
Oigo un ladrido de perro que da la vuelta al 
mundo 
En tres semanas 
Y se muere en llegando 


El corazón ha roto las amarras 
A causa de los vientos 
Y el niño está quedándose huérfano 
Si el paisaje se hiciera paloma 
Antes de la noche se lo comería el mar 
Pero el mar está preparando un naufragio 
Y tiene sus pensamientos por otros lados 


Navío navío 
Tienes la vida corta de un abanico 
Aquí nos reímos de todo eso 
Aquí en el lejos lejos 


La montaña embrujada por un ruiseñor 
Sigue la miel del oso envenenado 
Pobre oso de piel de oso envenenado por la noche boreal 
Huye que huye de la muerte 
De la muerte sentada al borde del mar 


La montaña y el montaño 
Con su luno y con su luna 
La flor florecida y el flor floreciendo


 46
Una flor que llaman girasol 
Y un sol que se llama giraflor 


El pájaro puede olvidar que es pájaro 
A causa del cometa que no viene 
Por miedo al invierno o a un atentado 
El cometa que debía nacer de un telescopio y una hortensia 
Que se creyó mirar y era mirado 
Un aviador se mata sobre el concierto único 
Y el ángel que se baña en algún piano 
Se vuelve otra vez envuelto en sones 
Buscando el receptor en los picachos 
Donde brotan las palabras y los ríos 


Los lobos hacen milagros 
En las huellas de la noche 
Cuando el pájaro incógnito se nubla 
Y pastan las ovejas al otro lado de la luna 


Si es un recuerdo de música 
Nadie puede impedir que el circo se agrande en el silencio 
Ni las campanas de los astros muertos 
Ni la serpiente que se nutre de colores 
Ni el pianista que está saliendo de la tierra 
Ni el misionero que olvidó su nombre 


Si el camino se sienta a descansar 
O se remoja en el otoño de las constelaciones 
Nadie impedirá que un alfiler se clave en la eternidad 
Ni la mujer espolvoreada de mariposas 
Ni el huérfano amaestrado por una tulipa 
Ni la cebra que trota alrededor de un valse 
Ni el guardián de la suerte 
El cielo tiene miedo de la noche 
Cuando el mar hace dormir los barcos 
Cuando la muerte se nutre en los rincones 
Y la voz del silencio se llena de vampiros 
Entonces alumbramos un fuego bajo el oráculo 
Para aplacar la suerte 
Y alimentamos los milagros de la soledad 
Con nuestra propia carne 
Entonces en el cementerio sellado www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. 
 47
Y hermoso como un eclipse 
La rosa rompe sus lazos y florece al reverso de la muerte 


Noche de viejos terrores de noche 
¿En dónde está la gruta polar nutrida de milagros? 
¿En dónde está el mirage delirante 
De los ojos de arco-iris y de la nebulosa? 
Se abre la tumba y al fondo se ve el mar 
El aliento se corta y el vértigo suspenso 
Hincha las sienes se derrumba en las venas 
Abre los ojos más grandes que el espacio que cabe en ellos 
Y un grito se cicatriza en el vacío enfermo 
Se abre la tumba y al fondo se ve un rebaño perdido en la montaña 
La pastora con su capa de viento al lado de la noche 
Cuenta las pisadas de Dios en el espacio 
Y se canta a sí misma 
Se abre la tumba y al fondo se ve un desfile de témpanos de hielo 
Que brillan bajo los reflectores de la tormenta 
Y pasan en silencio a la deriva 
Solemne procesión de témpanos 
Con hachones de luz dentro del cuerpo 
Se abre la tumba y al fondo se ve el otoño y el invierno 
Baja lento lento un cielo de amatista 
Se abre la tumba y al fondo se ve una enorme herida 
Que se agranda en lo profundo de la tierra 
Con un ruido de verano y primaveras 
Se abre la tumba y al fondo se ve una selva de hadas que se fecundan 
Cada árbol termina en un pájaro extasiado 
Y todo queda adentro de la elipse cerrada de sus cantos 
Por esos lados debe hallarse el nido de las lágrimas 
Que ruedan por el cielo y cruzan el zodíaco 
De signo en signo 
Se abre la tumba y al fondo se ve la hirviente nebulosa que se apaga y se alumbra 

Un aerolito pasa sin responder a nadie 
Danzan luminarias en el cadalso ilimitado 
En donde las cabezas sangrientas de los astros 
Dejan un halo que crece eternamente 
Se abre la tumba y salta una ola 
La sombra del universo se salpica 
Y todo lo que vive en la sombra o en la orilla 
Se abre la tumba y sale un sollozo de planetas 
Hay mástiles tronchados y remolinos de naufragios 
Doblan las campanas de todas las estrellas 
Silba el huracán perseguido a través del infinito

 48
Sobre los ríos desbordados 
Se abre la tumba y salta un ramo de flores cargadas de cilicios 
Crece la hoguera impenetrable y un olor de pasión invade el orbe 
El sol tantea el último rincón donde se esconde 
Y nace la selva mágica 
Se abre la tumba y al fondo se ve el mar 
Sube un canto de mil barcos que se van 
En tanto un tropel de peces 
Se petrifica lentamente 


Cuánto tiempo ese dedo de silencio 
Dominando el insomnio interminable 
Que reina en las esferas 
Es hora de dormir en todas partes 
El sueño saca al hombre de la tierra 


Festejamos el amanecer con las ventanas 
Festejamos el amanecer con los sombreros 
Se vuela el terror del ciclo 
Los cerros se lanzan pájaros a la cara 
Amanecer con esperanza de aeroplanos 
Bajo la bóveda que cuela la luz desde tantos siglos 
Amor y paciencia de columna central 
Nos frotamos las manos y reímos 
Nos lavamos los ojos y jugamos 


El horizonte es un rinoceronte 
El mar un azar 
El cielo un pañuelo 
La llaga una plaga 
Un horizonte jugando a todo mar se sonaba con el cielo después de las siete 
plagas de Egipto 
El rinoceronte navega sobre el azar como el cometa en su pañuelo lleno de plagas 


Razón del día no es razón de noche 
Y cada tiempo tiene insinuación distinta 
Los vegetales salen a comer al borde 
Las olas tienden las manos 
Para coger un pájaro 
Todo es variable en el mirar sencillo 
Y en los subterráneos de la vida 
Tal vez sea lo mismo


 49
La herida de luna de la pobre loca 
La pobre loca de la luna herida 
Tenía luz en la celeste boca 
Boca celeste que la luz tenía 
El mar de flor para esperanza ciega 
Ciega esperanza para flor de mar 
Cantar para el ruiseñor que al cielo pega 
Pega el cielo al ruiseñor para cantar 


Jugamos fuera del tiempo 
Y juega con nosotros el molino de viento 
Molino de viento 
Molino de aliento 
Molino de cuento 
Molino de intento 
Molino de aumento 
Molino de ungüento 
Molino de sustento 
Molino de tormento 
Molino de salvamento 
Molino de advenimiento 
Molino de tejimiento 
Molino de rugimiento 
Molino de tañimiento 
Molino de afletamiento 
Molino de agolpamiento 
Molino de alargamiento 
Molino de alejamiento 
Molino de amasamiento 
Molino de engendramiento 
Molino de ensoñamiento 
Molino de ensalzamiento 
Molino de enterramiento 
Molino de maduramiento 
Molino de malogramiento 
Molino de maldecimiento 
Molino de sacudimiento 
Molino de revelamiento 
Molino de obscurecimiento 
Molino de enajenamiento 
Molino de enamoramiento 
Molino de encabezamiento 
Molino de encastillamiento


 50
Molino de aparecimiento 
Molino de despojamiento 
Molino de atesoramiento 
Molino de enloquecimiento 
Molino de ensortijamiento 
Molino de envenenamiento 
Molino de acontecimiento 
Molino de descuartizamiento 
Molino del portento 
Molino del lamento 
Molino del momento 
Molino del firmamento 
Molino del sentimiento 
Molino del juramento 
Molino del ardimiento 
Molino del crecimiento 
Molino del nutrimiento 
Molino del conocimiento 
Molino del descendimiento 
Molino del desollamiento 
Molino del elevamiento 
Molino del endiosamiento 
Molino del alumbramiento 
Molino del deliramiento 
Molino del aburrimiento 
Molino del engreimiento 
Molino del escalamiento 
Molino del descubrimiento 
Molino del escurrimiento 
Molino del remordimiento 
Molino del redoblamiento 
Molino del atronamiento 
Molino del aturdimiento 
Molino del despeñamiento 
Molino del quebrantamiento 
Molino del envejecimiento 
Molino del aceleramiento 
Molino del encarnizamiento 
Molino del anonadamiento 
Molino del arrepentimiento 
Molino del encanecimiento 
Molino del despedazamiento 
Molino del descorazonamiento 
Molino en fragmento 
Molino en detrimento 
Molino en giramiento

 51
Molino en gruñimiento 
Molino en sacramento 
Molino en pensamiento 
Molino en pulsamiento 
Molino en pudrimiento 
Molino en nacimiento 
Molino en apiñamiento 
Molino en apagamiento 
Molino en decaimiento 
Molino en derretimiento 
Molino en desvalimento 
Molino en marchitamiento 
Molino en enfadamiento 
Molino en encantamiento 
Molino en transformamiento 
Molino en asolamiento 
Molino en concebimiento 
Molino en derribamiento 
Molino en imaginamiento 
Molino en desamparamiento 
Molino con talento 
Molino con acento 
Molino con sufrimiento 
Molino con temperamento 
Molino con fascinamiento 
Molino con hormigamiento 
Molino con retorcimiento 
Molino con resentimiento 
Molino con refregamiento 
Molino con recogimiento 
Molino con razonamiento 
Molino con quebrantamiento 
Molino con prolongamiento 
Molino con presentimiento 
Molino con padecimiento 
Molino con amordazamiento 
Molino con enronquecimiento 
Molino con alucinamiento 
Molino con atolondramiento 
Molino con desfallecimiento 
Molino para aposento 
Molino para convento 
Molino para ungimiento 
Molino para alojamiento 
Molino para cargamento 
Molino para subimento


 52
Molino para flotamiento 
Molino para enfriamiento 
Molino para embrujamiento 
Molino para acogimiento 
Molino para apostamiento 
Molino para arrobamiento 
Molino para escapamiento 
Molino para escondimiento 
Molino para estrellamiento 
Molino para exaltamiento 
Molino para guarecimiento 
Molino para levantamiento 
Molino para machucamiento 
Molino para renovamiento 
Molino para desplazamiento 
Molino para anticipamiento 
Molino para amonedamiento 
Molino para profetizamiento 
Molino para descoyuntamiento 
Molino como ornamento 
Molino como elemento 
Molino como armamento 
Molino como instrumento 
Molino como monumento 
Molino como palpamiento 
Molino como descubrimiento 
Molino como anunciamiento 
Molino como medicamento 
Molino como desvelamiento 
Molino a sotavento 
Molino a barlovento 
Molino a ligamento 
Molino a lanzamiento 
Molino a mordimiento 
Molino a movimiento 
Molino que invento 
Molino que ahuyento 
Molino que oriento 
Molino que caliento 
Molino que presiento 
Molino que apaciento 
Molino que transparento 
Molino lento 
Molino cruento 
Molino atento 
Molino hambriento


 53
Molino sediento 
Molino sangriento 
Molino jumento 
Molino violento 
Molino contento 
Molino opulento 
Molino friolento 
Molino avariento 
Molino corpulento 
Molino achaquiento 
Molino granujiento 
Molino ceniciento 
Molino polvoriento 
Molino cazcarriento 
Molino gargajiento 
Molino sudoriento 
Molino macilento 
Molino soñoliento 
Molino turbulento 
Molino truculento 


Así eres molino de viento 
Molino de asiento 
Molino de asiento del viento 
Que teje las noches y las mañanas 
Que hila las nieblas de ultratumba 
Molino de aspavientos y del viento en aspas 
El paisaje se llena de tus locuras 


Y el trigo viene y va 
De la tierra al cielo 
Del cielo al mar 
Los trigos de las olas amarillas 
Donde el viento se revuelca 
Buscando la cosquilla de las espigas 


Escucha 
Pasa el palpador en eléctricas corrientes 
El viento norte despeina tus cabellos 
Hurra molino moledor 
Molino volador 
Molino charlador 
Molino cantador


 54
Cuando el cielo trae de la mano una tempestad 
Hurra molino girando en la memoria 
Molino que hipnotiza las palomas viajeras 


Habla habla molino de cuento 
Cuando el viento narra tu leyenda etérea 
Sangra sangra molino del descendimiento 
Con tu gran recuerdo pegado a los ocasos del mundo 
Y los brazos de tu cruz fatigados por el huracán 


Así reímos y cantamos en esta hora 
Porque el molino ha creado el imperio de su luz escogida 
Y es necesario que lo sepa 
Es necesario que alguien se lo diga 


Sol tú que naciste en mi ojo derecho 
Y moriste en mi ojo izquierdo 
No creas en los vaticinios del zodíaco 
Ni en los ladridos de las tumbas 
Las tumbas tienen maleficios de luna 
Y no saben lo que hablan 
Yo te lo digo porque mi sombrero está cansado de recorrer el mundo 
Y tengo una experiencia de mariposa milenaria 


Profetiza profetiza 
Molino de las constelaciones 
Mientras bailamos sobre el azar de la risa 
Ahora que la grúa que nos trae el día 
Volcó la noche fuera de la tierra 


Empiece ya 
La farandolina en la lejantaña de la montanía 
El horimento bajo el firmazonte 
Se embarca en la luna 
Para dar la vuelta al mundo 
Empiece ya 
La faranmandó mandó liná 
Con su musiquí con su musicá 
 La carabantantina


 55
La carabantantú 
La farandosilina 
La Farandú 
La Carabantantá 
La Carabantantí 
La farandosilá 
La faransí 


Ríe ríe antes que venga la fatiga 
En su carro nebuloso de días 
Y los años y los siglos 
Se amontonen en el vacío 
Y todo sea oscuro en el ojo del cielo 


La cascada que cabellera sobre la noche 
Mientras la noche se cama a descansar 
Con su luna que almohada al cielo 
Yo ojo el paisaje cansado 
Que se ruta hacia el horizonte 
A la sombra de un árbol naufragando 


Y he aquí que ahora me diluyo en múltiples cosas 
Soy luciérnaga y voy iluminando las ramas de la selva 
Sin embargo cuando vuelo guardo mi modo de andar 
Y no sólo soy luciérnaga 
Sino también el aire en que vuela 
La luna me atraviesa de parte a parte 
Dos pájaros se pierden en mi pecho 
Sin poderlo remediar 
Y luego soy árbol 
Y en cuanto a árbol conservo mis modos de luciérnaga 
Y mis modos de cielo 
Y mi andar de hombre mi triste andar 
Ahora soy rosal y hablo con lenguaje de rosal 
Y digo 
Sal rosa rorosalía 
Sal rosa al día 
Salía al sol rosa sario 
Fueguisa mía sonrodería rososoro oro 
Ando pequeño volcán del día 
Y tengo miedo del volcán 
Mas el volcán responde 
Prófugo rueda al fondo donde ronco


 56
Soy rosa de trueno y sueno mis carrasperas 
Estoy preso y arrastro mis propios grillos 
Los astros que trago crugen en mis entrañas 
Proa a la borrasca en procesión procreadora 
Proclamo mis proezas bramadoras 
Y mis bronquios respiran en la tierra profunda 
Bajo los mares y las montañas 
Y luego soy pájaro 
Y me disputo el día en gorgeos 
El día que me cruza la garganta 
Ahora solamente digo 
Callaos que voy a cantar 
Soy el único cantor de este siglo 
Mío mío es todo el infinito 
Mis mentiras huelen a cielo 
Y nada más 
Y ahora soy mar 
Pero guardo algo de mis modos de volcán 
De mis modos de árbol de mis modos de luciérnaga 
De mis modos de pájaro de hombre y de rosal 
Y hablo como mar y digo 
De la firmeza hasta el horicielo 
Soy todo montalas en la azulaya 
Bailo en las volaguas con espurinas 
Una corriela tras de la otra 
Ondola en olañas mí rugazuelo 
Las verdondilas bajo la luna del selviflujo 
Van en montonda hasta el infidondo 
Y cuando bramuran los hurafones 
Y la ondaja lanza a las playas sus laziolas 
Hay un naufundo que grita pidiendo auxilio 
Yo me hago el sordo 
Miro las butraceas lentas sobre mis tornadelas 
La subaterna con sus brajidos 
Las escalolas de la montasca 
Las escalolas de la desonda 
Que no descansan hasta que roen el borde de los altielos 
Hasta que llegan al abifunda 
En tanto el pirata canta 
Y yo lo escucho vestido de verdiul 
La lona en el mar riela 
En la luna gime el viento 
Y alza en blanco crugimiento 
Alas de olas en mi azul 


 57
El mar se abrirá para dejar salir los primeros náufragos 
Que cumplieron su castigo 
Después de tantos siglos y más siglos 
Andarán por la tierra con miradas de vidrio 
Escalarán los montes de sus frases proféticas 
Y se convertirán en constelaciones 
Entonces aparecerá un volcán en medio de las olas 
Y dirá yo soy el rey 
Traedme el harmonio de las nebulosas 
Y sabed que las islas son las coronas de mi cabeza 
Y las olas mi único tesoro 
Yo soy el rey 
El rey canta a la reina 
El cielo canta a la ciela 
El luz canta a la luz 
La luz que busca el ojo hasta que lo encuentra 
Canta el cielo en su lengua astronómica 
Y la luz en su idioma magnético 
Mientras el mar lame los pies de la reina 
Que se peina eternamente 
Yo soy el rey 
Y os digo que el planeta que atravesó la noche 
No se reconoce al salir por el otro lado 
Y mucho menos al entrar en el día 
Pues ni siquiera recuerda cómo se llamaba 
Ni quiénes eran sus padres 
Dime ¿eres hijo de Martín Pescador 
O eres nieto de un cigüeña tartamuda 
O de aquella jirafa que vi en medio del desierto 
Pastando ensimismada las yerbas de la luna 
O eres hijo del ahorcado que tenía ojos de pirámide? 
Algún día lo sabremos 
Y morirás sin tu secreto 
Y de tu tumba saldrá un arco-iris como un tranvía 
Del arco-iris saldrá una pareja haciendo el amor 
Del amor saldrá una selva errante 
De la selva saldrá una flecha 
De la flecha saldrá una liebre huyendo por los campos 
De la liebre saldrá una cinta que irá señalando su camino 
De la cinta saldrá un río y una catarata que salvará a la liebre de sus 
perseguidores 
Hasta que la liebre empiece a trepar por una mirada 
Y se esconda al fondo del ojo 

 Yo soy el rey


 58
Los ahogados florecen cuando yo lo mando 
Atad el arco-iris al pirata 
Atad el viento a los cabellos de la bruja 
Yo soy el rey 
Y trazaré tu horóscopo como un plan de batalla 


Oyendo esto el arco-iris se alejaba 
Adónde vas arco-iris 
No sabes que hay asesinos en todos los caminos? 
El iris encadenado en la columna montante 
Columna de mercurio en fiesta para nosotros 
Tres mil doscientos metros de infrarrojo 
Un extremo se apoya en mi pie y el otro en la llaga de Cristo 
Los domingos del arco-iris para el arcángel 
¿En dónde está el arquero de los meteoros? 
El arquero arcaico 
Bajo la arcada eterna el arquero del arcano con su violín violeta con su violín 
violáceo con su violín violado 
Arco-iris arco de las cejas en mi cielo arqueológico 
Bajo el área del arco se esconde el arca de tesoros preciosos 
Y la flor montada como un reloj 
Con el engranaje perfecto de sus pétalos 
Ahora que un caballo empieza a subir galopando por el arco-iris 
Ahora la mirada descarga los ojos demasiado llenos 
En el instante en que huyen los ocasos a través de las llanuras 
El cielo está esperando un aeroplano 

Y yo oigo la risa de los muertos debajo de la tierra


 59
CANTO VI 


Alhaja apoteosis y molusco 
Anudado 
noche 
nudo 
El corazón 
Esa entonces dirección 
nudo temblando 
Flexible corazón la apoteosis 
Un dos tres 
cuatro 
lágrima 
mi lámpara 
y molusco 
El pecho al melodioso 
Anudado la joya 
Conque temblando angustia 
Normal tedio 
Sería pasión 
Muerte el violoncelo 
Una bujía el ojo 
Otro otra 
Cristal si cristal era 
Cristaleza 
Magnetismo 
sabéis la seda 
Viento flor 
lento nube lento 
Seda cristal lento seda 
El magnetismo 
 seda aliento cristal seda 
Así viajando en postura de ondulación 
Cristal nube 
Molusco sí por violoncelo y joya 
Muerte de joya y violoncelo 
Así sed por hambre o hambre y sed 
Y nube y joya 
Lento 
nube 
Ala ola ole ala Aladino 
El ladino Aladino Ah ladino dino la 
Cristal nube 
Adónde 
en dónde

 60
Lento lenta 
ala ola 
Ola ola el ladino si ladino 
Pide ojos 
Tengo nacar 
En la seda cristal nube 
Cristal ojos 
y perfumes 
Bella tienda 
Cristal nube 
muerte joya o en ceniza 
Porque eterno porque eterna 
lento lenta 
Al azar del cristal ojos 
Gracia tanta 
y entre mares 
Miramares 
Nombres daba 
por los ojos hojas mago 
Alto alto 
Y el clarín de Babel 
Pida nácar 
tenga muerte 
Una dos y cuatro muerte 
Para el ojo y entre mares 
Para el barco en los perfumes 
Por la joya al infinito 
Vestir cielo sin desmayo 
Se deshoja tan prodigio 
El cristal ojo 
Y la visita 
flor y rama 
Al gloria trino 
 apoteosis 
Va viajando Nudo Noche 
Me daría 
cristaleras 
tanto azar 
y noche y noche 
Que tenía la borrasca 
Noche y noche 
Apoteosis 
Que tenía cristal ojo cristal seda cristal nube 
La escultura seda o noche 
Lluvia 
Lana flor por ojo


 61
Flor por nube 
Flor por noche 
Señor horizonte viene viene 
Puerta 
Iluminando negro 
Puerta hacia ideas estatuarias 
Estatuas de aquella ternura 
A dónde va 
De dónde viene 
el paisaje viento seda 
El paisaje 
señor verde 
Quién diría 
Que se iba 
Quién diría cristal noche 
Tanta tarde 
Tanto cielo que levanta 
Señor cielo 
cristal cielo 
Y las llamas 
y en mi reino 
Ancla noche apoteosis 
Anudado 
la tormenta 
Ancla cielo 
sus raíces 
El destino tanto azar 
Se desliza deslizaba 
Apagándose pradera 
Por quien sueña 
Lunancero cristal luna 
El que sueña 
El que reino 
de sus hierros 
Ancla mía golondrina 
Sus resortes en el mar 
Ángel mío 
tan obscuro 
tan color 
Tan estatua y tan aliento 
Tierra y mano 
La marina tan armada 
Armaduras los cabellos 
Ojos templo 
y el mendigo 
Estallado corazón 


 62
Montanario 
Campañoso 
Suenan perlas 
Llaman perlas 
El honor de los adioses 
Cristal nube 
El rumor y la lanzada 
Nadadora 
Cristal noche 
La medusa irreparable 
Dirá espectro 
Cristal seda 
Olvidando la serpiente 
Olvidando sus dos piernas 
Sus dos ojos 
Sus dos manos 
Sus orejas 
Aeronauta 
en mi terror 
Viento aparte 
Mandodrina y golonlina 
Mandolera y ventolina 
Enterradas 
Las campanas 
Enterrados los olvidos 
En su oreja 
viento norte 
Cristal mío 
Baño eterno 
el nudo noche 
El gloria trino 
sin desmayo 
Al tan prodigio 
Con su estatua 
Noche y rama 
Cristal sueño 
Cristal viaje 
Flor y noche 
Con su estatua 
Cristal muerte


 63
CANTO VII 


Al aia aia 
ia ia ia aia ui 
Tralalí 
Lali lalá 
Aruaru 
urulario 
Lalilá 
Rimbibolam lam lam 
Uiaya zollonario 
lalilá 
Monlutrella monluztrella 
lalolú 
Montresol y mandotrina 
Ai ai 
Montesur en lasurido 
Montesol 
Lusponsedo solinario 
Aururaro ulisamento lalilá 
Ylarca murllonía 
Hormajauma marijauda 
Mitradente 
Mitrapausa 
Mitralonga 
Matrisola 
matriola 
Olamina olasica lalilá 
Isonauta 
Olandera uruaro 
Ia ia campanuso compasedo 
Tralalá 
Aí ai mareciente y eternauta 
Redontella tallerendo lucenario 
Ia ia 
Laribamba 
Larimbambamplanerella 
Laribambamositerella 
Leiramombaririlanla 
lirilam 
Ai i a 
Temporía 
Ai ai aia 
Ululayu 
lulayu


 64
layu yu 
Ululayu 
ulayu 
ayu yu 
Lunatando 
Sensorida e infimento 
Ululayo ululamento 
Plegasuena 
Cantasorio ululaciente 
Oraneva yu yu yo 
Tempovío 
Infilero e infinauta zurrosía 
Jaurinario ururayú 
Montañendo oraranía 
Arorasía ululacente 
Semperiva 
ivarisa tarirá 
Campanudio lalalí 
Auriciento auronida 
Lalalí 
Io ia 
iiio 
Ai a i a a i i i i o ia 


El propósito de esta publicación es difundir la poesía latinoamericana, no tiene ánimo económico